LA concejal Rosamar Prieto ha tenido esta semana unas líneas de gloria en los dossieres informativos. No repetirá en el Ayuntamiento, como Monteseirín. Rosamar dice que está cansada del esfuerzo -día, tarde y noche- que requiere la actividad municipal. Pero no se conforma con decir sólo adiós. En su despedida recuerda que llegó a la Plaza Nueva de la mano de Chaves y que, como ya no está -tampoco otros amigos-, para ella no tiene sentido seguir. Se abre otra etapa, ella misma admite que hay que renovar, y dedica unas correctas palabras para Juan Espadas: un chico trabajador e inteligente "pero, como no ha militado en Sevilla, no tiene enemigos como yo". Rosamar y sus aristas. Por cierto: tampoco perdió oportunidad para recordar que, si el alcalde se hubiera ido, ella sería la alcaldesa.

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