MARAVILLOSA época la que vive el fútbol español. El fútbol español en su totalidad, desde los niños a esos mayores que no dejan de acarrear plata a Las Rozas. Desde hace mucho, los escalafones inferiores triunfaban a lo grande en las distintas competiciones que se organizan según las edades de los futbolistas. Y aquellos triunfos fueron la siembra para las grandes cosechas que se han recogido en los últimos cuatro años, pero lo que nos llena de esperanza y de ilusión es que se sigue sembrando y que esta especie de milagro del trío de conquistas puede tener su continuidad con las nuevas levas.

He visto todos los partidos que lleva jugados la selección sub 19 que capitanea el sevillista Campaña y mucho nos equivocaríamos si futbolistas como él, Deulofeu, Jesé, Alcácer, Suso, Denís, Oliver, Saúl o Grimaldo no tuviesen el comodín en la mano que les posibilite ganar la partida y ser candidatos a relevar a los actuales campeones del mundo y de Europa. Esa selección española que debe proclamarse campeón de Europa mañana en Tallin se mueve bajo la misma filosofía de los mayores, esa que tiene a las largas posesiones de la pelota como fundamento principal y, si acaso, sólo cabe ponérsele un pero, el de la poca fiabilidad de su sistema defensivo.

Por lo demás, casi un calco de los mayores y ahora sólo cabe esperar que los olímpicos también observen ese altísimo nivel. Desde luego no cabe otra que felicitar a cuantos manejan nuestro fútbol base por el buen gusto que muestran a la hora del trabajo más complicado para ellos, el de la selección cuando el chaval es sólo alevín o infantil, incluso hasta benjamín. Creíamos que Xavi, Iniesta, Silva y todos esos maravillosos bajitos eran una especie rara y resulta que en el fútbol español salen como setas desde el mismo momento en que la calidad prima sobre la presencia física. Si van acompañadas esas dos cualidades, mejor, pero en primer término, la calidad.