VERANO éste que discurría vacilante y que languidecía morosamente, pero que se ha reactivado de forma considerable con la aparición del calendario. Que todo empiece en derbi ha servido de revulsivo y de ese marasmo en que estábamos no queda ni rastro. El Sevilla anda ya engrasando unos motores que tenían que estar en perfecto estado antes de lo normal, que el play off de la Liga Europea asomaba antes que la Liga y ya se sabe a qué altura del almanaque empieza este año el torneo de la regularidad. Por lo pronto, el Sevilla llegaba con los deberes hechos a ese día en que se iza el telón de la Liga, pero ¿y el Betis?

El Betis parecía mostrar menos prisas y, si no, ahí tenemos el ejemplo de que proyectó el arranque para una semana después que el Sevilla. Se me puede argüir que también terminó más tarde el curso anterior, pero en este verano tan largo había tiempo para todo y más que para nada, para las vacaciones. Y ahora, aunque Pepe Mel ha dicho que la cercanía del derbi no cambiará nada de su programación, me imagino que las ganas por empezar la puesta a punto se habrán dinamizado por Heliópolis, que un derbi es un derbi, madre no hay más que una y a ti te encontré en la calle. O sea que las vacaciones se han terminado por mucho que no se haya empezado a correr.

Lo que sí pasará en el Betis con este sorprendente calendario es que no se dejará el cierre de la plantilla para lo que en él era corriente, el día en que se cierra el mercado de futbolistas. Me imagino que la inminencia del choque con el que siempre fue su rival más motivador hará que, aun respetando los límites de la Ley Concursal, se acelere la contratación de lo que aún resta por fichar. Lo del Sevilla es otra cuestión, pues el equipo está armado y el hecho de que haya compromiso continental ya por delante garantiza que el motor estará rodado para afrontar el derbi en las condiciones deseadas. Iba aburrido el estío, pero hay que ver cómo lo ha animado el calendario.