Coincide en sábado la festividad del Patrón con esa idea que cuajó en la sesera de Morante para convertir por cuarto año consecutivo la calle Larga en Estafeta. La Puebla del Río se encarna en Pamplona para una celebración llena de encanto en la que se aúnan el fervor por el Patrón y el amor a la Fiesta Nacional. Se le ocurrió un día a un preclaro hijo del pueblo que hubiese un encierro de bureles y el proyecto cuajó con el impulso de un buen tirón de público. Este mediodía, fecha de su onomástica, sale San Sebastián para darse una vueltecita por las calles cigarreras, desde su casa a la esquina del Reloj. Y flanqueada por talanqueras, la calle Larga será el itinerario por donde discurran los becerros tras un chupinazo a guisa del que cada 6 de julio estalla en los cielos pamplonicas. Ha sido idea de la feraz imaginación de un artista irrepetible y ha cuajado, claro que sí.
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