El centrista, ese objeto de deseo A por el primero para afianzar el segundo ¿Defender lo uno y lo contrario?

La importante bolsa de indecisos que en la estimación de voto directo refleja el marcrosondeo del CIS pone de manifiesto que el centro político volverá a ser decisivo en las urnas, algo que ha sucedido desde los tiempos de la UCD. Como su histórico líder y primer presidente de la Democracia, Adolfo Suárez, es el icono de ese centro y las comparaciones entre él y Albert Rivera son constantes, en buena medida alentadas directamente por Ciudadanos, el PP quiso ayer dejar claro que el legítimo heredero del abulense, Adolfo Suárez Illana, está en las filas populares y pidió ayer el voto para Mariano Rajoy. El candidato del PP, allí presente, apeló al diálogo que representó Suárez. Sin duda si vuelve a gobernar será indispensable, aunque lo cierto es que costumbre no tiene ninguna, porque si no ha practicado algo desde 2011 es el diálogo.

Estas son una elecciones muy abiertas y en las que nada está decidido, por más que todos los sondeos den al PP como el más votado. Entre nuestros cuatro protagonistas importa casi tanto quién queda primero como quién es el segundo. Albert Rivera, que ya dijimos que se ve capaz de llegar ahora a La Moncloa, está muy cerca de superar a Pedro Sánchez. Alguna encuesta hasta lo anticipa, aunque no la del CIS ni los promedios aritméticos que se hacen de todos los sondeos a la vez. Rivera jugó ayer en Mallorca a dar por conseguido ese segundo puesto y animó a los suyos a luchar a por el primero: "Ahora vamos a por el siguiente, que es el PP", dijo. En ello probablemente subyace más el interés por afianzar un escenario inédito -que dos partidos superen al PSOE- que otra cosa, aunque nadie pone aún techo a C's.

Cádiz acuñó el concepto de nación española en la malograda Constitución de 1812. Así que Pablo Iglesias, que ayer mitineaba en una de las denominadas ciudades del cambio, proclamó que está "orgulloso" de que en "Cádiz se dé significado a la palabra soberanía". Apela Iglesias constantemente al pueblo, a la gente, a que son ellos y no la clase dirigente política que ha habido hasta ahora, a la que denomina la casta, quienes deben decidir. Sin embargo en el mismo mitin proclamó: "Aquí en Cádiz digo lo mismo que en Barcelona, que voten los catalanes", en referencia al reférendum independentista que él sí convocaría de gobernar. ¿Se puede defender lo uno y lo contrario? Porque o la soberanía es una y de todos los españoles o se puede fragmentar.

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