desde mi córner

Luis Carlos Peris

Está de más el clima prebélico

El partidazo de esta noche en el Camp Nou llega con el desagradable adobo de una barbaridad de agravios

DEMASIADA crispación es lo que adoba a un partido de fútbol; éste es importante pero sólo eso, un partido de fútbol. Lo que esta noche se libra en el Camp Nou llega acompañado de demasiados malos rollos, demasiadas inquinas que pudiera convertir un simple partido de fútbol en una especie de guerra más o menos santa. Desde que se supo que habría cuatro choques de trenes en un mes vi que el final sería imprevisible, ya que si eso de que la proliferación de enfrentamientos suele acarrear un clima de crispación en general, en lo que atañe a los dos colosos tiende a derivar hacia una atmósfera prebélica irrespirable.

La supremacía de nuestro fútbol casi siempre se dilucidó entre Madrid y Barça con la injerencia tan esporádica como anecdótica de algún tercero que no pasaba de ser coyuntural y, a veces, hasta pintoresco. Así se da que hoy ya es impensable cualquier injerencia en el cortijo que habitan ellos dos solos y que, por el momento, administra el Barça. Pero en esa bicefalia se ha pasado de la rivalidad simple a un encono que entra como invitado no deseado en la programación de esta noche. Y por si fueran pocas las pelillerías, ya hasta la designación del belga De Bleeckere se ataca desde la hagiografía madridista por ser enemigo también de Mourinho.

Y es que con lo de la hagiografía con el inefable Mourinho está pasando lo que a aquel padre que viendo a su hijo desfilar con el pie cambiado decía que no era su hijo el que erraba, sino que los del paso cambiado eran los demás. O sea que si Mourinho es rico en enemigos por él declarados no es culpa suya sino del mundo mundial, que le tiene manía. Ojalá discurra lo de esta noche por dentro de los límites reglamentarios y no haya que lamentar acciones que no dejen bien a nadie. Pero no sé por qué, pues mientras Mourinho, el Realísimo, siga morando por debajo del Barça viviremos en una atmósfera irrespirable. Que Dios reparta suerte y que no pase nada.

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