EL Tribunal Supremo ha condenado al abogado y presidente del Sevilla FC, José María del Nido, y al ex alcalde de Marbella Julián Muñoz a siete años de cárcel por su implicación en el llamado caso Minutas, una rama colateral de los escándalos de corrupción que se produjeron en Marbella durante la etapa inmediatamente posterior al dominio de Jesús Gil. El Alto Tribunal ha rechazado el delito de fraude, rebajando en seis meses la pena impuesta por la Audiencia Provincial de Málaga hace dos años, que había sido recurrida, pero ha mantenido la condena por prevaricación y malversación. La sentencia es firme, lo que implicaría el ingreso en prisión del hasta ahora máximo dirigente de uno de los equipos de fútbol más destacados de la Primera División de la Liga española, salvo que Del Nido solicitara el indulto y la Audiencia malagueña aceptara paralizar su ejecución o si un hipotético recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional suspendiera igualmente su entrada en la cárcel. El Tribunal Supremo considera probado que Del Nido y Muñoz -actualmente preso por una condena anterior- se pusieron de acuerdo para "detraer fondos del erario municipal" marbellí estableciendo un procedimiento fraudulento con carencia absoluta de los expedientes administrativos obligados por ley. En resumen, José María del Nido se apropió de 2,8 millones de euros de las arcas municipales pasando al cobro minutas profesionales por actuaciones e informes que podrían haber sido realizados por los funcionarios del Consistorio, o fueron sobrevalorados o, simplemente, no existieron. El fiscal, en concreto, estimó durante el juicio que el presidente sevillista, que habrá de abandonar este cargo, sólo prestó servicios reales al Ayuntamiento por dos de las 79 minutas que cursó al municipio puntero de la Costa del Sol. La sentencia condena también al factótum del urbanismo marbellí, con Gil y sin Gil, Juan Antonio Roca, el gran muñidor de todas las irregularidades e ilegalidades urbanísticas y políticas que dominaron la vida pública de Marbella, arruinando al Ayuntamiento y convirtiéndolo en todo un símbolo de la corrupción en España durante los años de vacas gordas de la construcción y el turismo. Para José María del Nido supone el fin de trayecto de una peripecia marcada por el aprovechamiento ilícito de los bienes públicos. Sólo cabe esperar que esta sentencia y sus consecuencias empiecen y acaben en su protagonista y que el club que ha dirigido en una de sus etapas más exitosas no se vea afectado por la crisis institucional y pueda ver garantizada su estabilidad y su trayectoria puramente deportiva. Su afición no merece otra cosa.

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