La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Los curas y la Feria de Sevilla

El Seminario Metropolitano cierra en los días farolillos y jarana, pero a cambio trabaja esta semana de Pascua El síndrome del ratón en la rueda El necesario descanso de la ciudad de Sevilla

Animación en una calle de la Feria de Sevilla.

Animación en una calle de la Feria de Sevilla. / Juan Carlos Muñoz (Sevilla)

El Seminario Metropolitano de Sevilla está a pleno rendimiento esta semana. Y eso es un hecho diferencial de esta diócesis, porque es costumbre en la Iglesia española que los centros de formación de los futuros sacerdotes cesen en su actividad en la semana de pascua, en estos días en los que, por cierto, sí es correcto desear felicidad tras un domingo que ha sido el más importante para el orbe católico. Hemos soportado en silencio la barrila de la “feliz cuaresma”, la “feliz Semana Santa” y la “feliz estación de penitencia”. Nadie dude de que se trata de una prueba más de que la Semana Santa necesita una regeneración. La cuaresma es tiempo de reflexión y conversión, pero no precisamente de felicidad. El cofraderío confunde la felicidad con el gozo, pero nada nuevo bajo el sol (del Plantinar). Nada que nos sorprenda. Impera la cultura del disfrute por el disfrute. Las estaciones de penitencia se deben desear “buenas”, pero no felices. Hasta muchos sacerdotes hablan de otros presbíteros como “compañeros”, no como “hermanos”. ¡Ni que estuvieran en un congreso del PSOE o de la UGT! En el Seminario podrían enseñar estos detalles, además de la Salve en latín, que es preciosa y algunos no se la saben, pese al frecuente uso del clériman en los días de procesiones para moverse con mayor facilidad por las bullas y, por supuesto, ejercer de cangrejeros.

A lo que íbamos que nos hemos ido por la SE-40 y no está terminada. El Seminario de Sevilla no cierra en la semana de Pascua porque lo hace en la semana de Feria. Es una medida heredada de los tiempos de San Telmo, cuando el real estaba tan cerquita del palacio. Era conveniente dar vacaciones a los alumnos, entonces de sotana, antes que exponerlos al ruido de la ciudad efímera de luces y lonas. Con el traslado a la calle Tarfia, donde a don Juan José Asenjo le han puesto una merecidísima calle, el Seminario se encuentra también cerca de la Feria, en este caso muy próximo a la contraportada, por lo que mejor mantener las vacaciones. Cada cual a su casa, a su pueblo o al lugar al que se pueda. Las vacaciones de Pascua son en Feria, por donde de vez en cuando también nos encontramos con algún cura especialista en la pastoral del albero. Y en un ocasión con don Carlos Amigo, que quiso conocer la Feria en un paseo matinal, con escaso público y acompañado por don Fernando Isorna y el gran Jesús Martín Cartaya. Nunca un arzobispo estuvo tan cerca de la calle... del Infierno. Asenjo no visitó la Feria. Y Saiz, de momento, tampoco. Nunca estaría de más alguna visita discreta. La Feria sí se puede desear feliz. O buena. Incluso provechosa...

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