Editorial

Un dato que adelanta un mal otoño

EL dato aportado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) empeora las previsiones de la contracción de la economía española. A pesar de revelar una cierta desaceleración de la recesión, la caída del PIB es la peor registrada desde 1970, lo que se ha traducido en una importante reducción del empleo provocada por una fuerte caída del consumo y de la inversión. Según el INE, la economía española se contrajo un 1,1% en el segundo semestre, lo que arroja una caída interanual del 4,2%, un dato desconocido desde el primer año de la década de los setenta. La peor consecuencia de ello, según el INE, es la destrucción de 1.370.000 empleos a tiempo completo en un solo año. Cuatro de cada diez proceden del sector de la construcción. Si bien España aguantó bien en los primeros meses de la crisis los primeros grandes síntomas de ésta -las graves dificultades del sector financiero-, ahora nuestro país padece una demora en la recuperación, un factor al que está ayudando de modo sustancial los problemas del sector de la construcción, que fue una suerte de locomotora económica durante la última década. A pesar de que el consumo de las familias sigue descendiendo, el INE ve algunos hechos positivos, como el aumento de la venta de coches y las compras minoristas. Pero aun así no se espera que España vuelva a ver datos positivos en la evolución del PIB hasta el segundo semestre del año 2010. Todo ello hace temer que la situación del desempleo seguirá empeorando. El propio ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, ya adelantó ayer que los datos de desempleo de agosto no van a ser tan buenos como en meses pasados, cuando el Plan E de obras municipales atenuó la destrucción de puestos de trabajo. Y es que el del desempleo no sólo es un problema que preocupa al Gobierno central: también en Andalucía, donde la construcción ha sido un pilar importantísimo, se esperan datos malos para agosto y otoño. Y el problema es que al Gobierno y a las comunidades autónomas ya les flaquean las cuentas para seguir destinando fondos para amortiguar los efectos sociales del desempleo, la peor consecuencia de la crisis económica.

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