EL debate de ayer en el Congreso sobre la crisis económica, a raíz de la comparecencia del presidente del Gobierno, se atuvo al guión previsible. El presidente Rodríguez Zapatero reconoció la gravedad de la situación, definió el aumento del paro como un fracaso colectivo, empezando por él mismo, y anunció "tiempos duros" para los españoles, prometiendo que su Gobierno estará atento para paliar las consecuencias de la crisis. Después de advertir que no tiene sentido anunciar medidas improvisadas -algo que debió aplicarse desde hace meses-, redujo sus propuestas a dos: la creación de dos sociedades cotizadas de inversión en el sector inmobiliario, con un régimen fiscal favorable, que aportarán liquidez, y una nueva línea de créditos del ICO, por un importe inicial de 3.000 millones de euros, destinada a los promotores de viviendas con la condición de que las dediquen durante un tiempo al alquiler. La medida ha sido rápidamente celebrada por las mayores constructoras del país. Por su parte, Mariano Rajoy se declaró perplejo y decepcionado por la postura de Zapatero, reclamando menos subsidios, contención del gasto social, control de precios y ayudas a las pequeñas y medianas empresas para incentivar su inversión productiva. Los portavoces del resto de los grupos de la oposición también acusaron al Gobierno de inacción y lentitud en la respuesta. En resumidas cuentas, el debate apenas sirvió para ratificar las posiciones previas y, en todo caso, para certificar la gravedad de esta crisis y la dificultad de afrontarla, ni en solitario ni en conjunto. Como en triste coincidencia, entre la primera y la última intervención de Zapatero en el Congreso se produjo el anuncio por parte de la Comisión Europea de sus previsiones para los países miembros. No pueden ser peores para España. Según la UE, la economía española entrará en la temida recesión en los próximos meses: el PIB se reducirá un 0,1% en el tercer trimestre de 2008 (julio a septiembre) y un 0,3% en el cuarto (octubre a diciembre). Ya no hablamos de desaceleración, frenazo o estancamiento, sino de recesión. Vienen tiempos duros, sí.