El desmarque del PSC

ES peculiar Miquel Iceta, cada vez más popular precisamente porque no tiene nada que ver con el político convencional. Y son peculiares también las primarias que celebran los socialistas catalanes este fin de semana, con dos candidatos, Iceta y Nuria Parlón, muy empatados según los sondeos. Son peculiares esas primarias porque Iceta y Parlón se respetan mutuamente, hablan muy bien uno del otro, se consideran amigos además de compañeros, han trabajado codo a codo durante mucho tiempo y defienden lo mismo.

Para la militancia del PSC no debe ser fácil inclinarse por uno o por otro. Al final, lo que va a decidirles es el grado de simpatía que sienten por el veterano Iceta de muy completa trayectoria, o el coraje con el que Parlón lleva la Alcaldía de Santa Coloma, feudo del PSC que andaba a la deriva tras la desaparición del primer plano de la carismática Manuela de Madre.

Dentro de que provoca simpatía que unas primarias se hagan con guante blanco, la elección del primer secretario del PSC se sigue con atención máxima en el socialismo porque tanto Iceta como Parlón se mantienen inamovibles en sus posiciones: apuestan firmemente por el no a Rajoy, creen que al PSOE le convenía un pacto con Podemos y, lo que más preocupa al equipo de Javier Fernández, su postura sobre el soberanismo está muy alejada de las tesis de Ferraz, porque no ven con malos ojos la consulta y abogan por un diálogo permanente con los independentistas, pactando con ellos una reforma constitucional.

Tanto Iceta como Parlón se sienten del PSOE además del PSC, y no desean, ni de lejos, que se produzca una escisión, pero sí quieren que se reconozca su hecho diferencial. Para Ferraz, igual da uno que otra, otra que uno, para los planes inmediatos. Porque han comprendido que tanto Iceta como Parlón representan lo mismo: un problema para los que quieren que sea el Comité Federal quien decida la abstención de sus diputados en la investidura de Rajoy.