TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

ZAPATOS de punta porque son de bruja. Botas UGG porque crean efecto piernicorta y patigrande. Las Converse hacen pie de payaso, y con zapatillas de deporte blancas pareces un rapero del Bronx. Vaqueros altos de tiro porque son de madre. De tiro bajo porque necesito camiseta larga para no enseñar ahí donde la espalda pierde su casto nombre. Nunca cadenas de oro, las llevan los poligoneros. El rosa claro porque es cursi. Pintalabios rojo, es de abuela. Y el pintauñas negro, de gótica.

Mocasines porque parezco una niña pija. Zapatos de cordones porque parezco un niño pijo. El pantalón pitillo hace gorda. Y con el ancho parece que eres gorda y quieres disimularlo. Leggins de cuero, no me confundan con una mujer de la calle. Camisas de cuadros, que son de marimacho. Corte imperio, con el que pareces esconder un embarazo. La gabardina, es más propia de Colombo. Color nude, por poco favorecedor. Jersey verde botella de escote en pico porque me recuerda al uniforme del colegio. Y el granate también. E igual también el azul.

Los lunares porque son de lolailo. Las rayas, de Wally. Y las flores, de señora Doubtfire. Top de algodón blanco, porque parecen camisetas interiores. Ese abrigo largo, es de Matrix. Pendientes de aro porque parecen de la Feria de Abril. El print de leopardo, es hortera, así, sin más. La trenza diadema, sólo me la imagino en alemanas rotundas de la Oktoberfest. Chaleco negro, porque sólo falta que me pidan la cuenta. Las chaquetas kimono, me recuerdan a la bata de estar por casa de mi madre. El encaje en ropa que no es interior, porque parece eso, ropa interior. Las gafas de aviador, me viene a la mente Tom Cruise y le tengo manía. El estampado de camuflaje, demasiado exagerado. Los pantalones efecto destroyed, ni que tuviera sentido comprarme algo roto. Y menos las camisetas, no tengo una banda de polillas viviendo en mi cajón.

Todas esas cosas que juré no llevar. Y que, por supuesto, acabé vistiendo. Malditas modas. No aprendemos a nunca decirles nunca.

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