SON muchos los ciudadanos que agradecen la información que proporcionamos más apegada a la vida cotidiana. En el final de las vacaciones de agosto, es obligado ofrecerles una panorámica de novedades e incidencias que deben conocer para moverse por Sevilla. Es la razón de ser de cualquier medio de información que se precie para que el lector sienta a diario que le resulta indispensable su consulta. Por desgracia, son más los sevillanos que no se enteran ni de la necesidad que tienen de enterarse. Valga un ejemplo para abrir boca: en muchos comercios adscritos a la campaña de reparto de bonobuses gratuitos de dos usos (ida y vuelta con transbordo) con el fin de fomentar el desplazamiento en transporte público para hacer compras, la mayor parte de la clientela que sobrepasaba el gasto mínimo (30 euros) para tener derecho al bonobús, no tenía ni idea de esa opción cuando los dependientes se la explicaban al pasar por caja. Esto no es una impresión casual, sino la evidencia palmaria constatada por la patronal de los comerciantes.

Del citado bonobús gratuito se ha informado desde los medios de información y se ha hecho una campaña publicitaria en los autobuses de Tussam. Pero es mucha, muchísima, la gente que no se entera de la cantidad de beneficios que hay a su disposición. Porque su mundo es otro, viven en la gran evasión que emana de la pantalla llamada televisión. Cierto es que la capacidad de comunicar con gancho desde las instituciones públicas es más bien escasa. Pero los que hoy se sorprendan por los cambios del tráfico en la ronda histórica, aún no sepan cómo se obtiene el abono del alquiler de bicicletas, y vivan en la inopia de desconocer que pueden disfrutar gratis del Alcázar y sus jardines presentando su DNI si aparece el domicilio de Sevilla, estoy convencido de que saben mucho sobre la familia de Andrés Pajares, la boda de Belén Esteban o el primer bebé de Bustamante.