Son las otras avalanchas que sufre la ciudad y que se nos vienen encima alterando la vida cotidiana en bloques donde hay apartamentos para visitantes, el uso del edificios públicos como el Rectorado o el tránsito por muchas calles del centro. El turismo como fenómeno de masas amenaza la ciudad al mismo tiempo que supone una fuente de ingresos fundamental. Sevilla tiene ya problemas como Barcelona o Venecia. No se debe esperar a tomar soluciones. La temporada de las despedidas de soltero llegará en primavera, como las grandes fiestas. Este puente se han visto bares y calles saturadas. El turismo es bueno. Pero los excesos son nefastos.
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