ASÍ como Canal Sur fue el proyecto vertebrador de Andalucía que, en la cruda realidad, más ha invertebrado a nuestra tierra, resulta que el Mundial, como hace dos años la Eurocopa, es el acontecimiento que más hace por la utópica unión de los pueblos que aún conforman España. La bandera, tan denostada por una izquierda que la hizo patrimonio de la derecha, se ha convertido en un símbolo de consenso al rebufo de una competición futbolística, se exhibe sin ningún pudor, se cuelga en balcones y ventanas y hasta la gente va al fútbol envuelta en ella. Incluso por Canaletas se veía la otra noche a personas enarbolando una bandera que en cualquier día corriente es allí objeto de repulsa. Bienvenido sea el Mundial como vehículo de concordia y ojalá durase más allá del domingo a ver si la coyuntura rompe a normalidad y la bandera se hace de todos, no patrimonio exclusivo de nadie.
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