Julio Lorca / Jlorca@I2Bc.es

La generación bocadillo

Tribuna

04 de septiembre 2008 - 01:00

POR fin llegó la soñada jubilación. Ahora podremos hacer todo aquello que guardábamos en el baúl de las esperas: pescar, hacer más deporte o simplemente pasear. Una nueva etapa que, por suerte, afrontaremos mi mujer y yo con un estado de salud aceptable. Ahora toca disfrutar, viajar, soñar despiertos... A otros les corresponde tomar el relevo, pues llegó la hora de nuestro merecido descanso". ¡Que te crees tu eso! Al menos los ingleses, comienzan a cuestionar la jubilación como una edad dorada.

Hace pocos días, el diario The Times, dedicaba un extenso artículo, que titulaba la era de los superabuelos, a reflexionar sobre esta espinosa realidad. Entre la población de abuelos del Reino Unido, unos 3,5 millones disfrutan aún de la compañía de sus propios padres. Y esta nueva moda, no ha hecho más que comenzar. En las últimas tres décadas se han duplicado las personas de más de 80 años, que representan en la actualidad unos 2,7 millones.

El padre y la madre de sus nietos, ambos en edad de trabajar, lo hacen hoy fuera de casa, y recurren cada vez más a ellos para que los cuiden hasta su regreso. Pero estos abuelos siguen además cuidando a sus propios padres, muchos de ellos dependientes, que necesitan una atención no siempre sustituible con terceras personas. Esta insospechada generación bocadillo, está recibiendo así sobre sus espaldas las expectativas de las otras tres generaciones con las que se vincula; y lejos de una vida tranquila, están empezando a encontrar tensiones y depresión. Ante este nuevo escenario, parece estar surgiendo una nueva figura desconocida hasta la fecha, que podríamos llamar trabajador social freelance. Personas de todo tipo, muchas de ellas voluntarias, que ofrecen su tiempo libre a cambio de remuneración u otra forma de compensación, como por ejemplo, una habitación donde vivir.

En nuestro medio, deberíamos comenzar a sentar las bases jurídicas, educativas, culturales y sociales para que el fenómeno del voluntariado vaya ganando peso y sea aceptado con mayor normalidad. La experiencia de Cudeca (Centro de Cuidados del Cáncer) ubicado en Benalmádena, Málaga, demuestra que de cada cuatro cuidadores voluntarios de enfermos terminales, tres son extranjeros; mientras que tres de cada cuatro de los enfermos cuidados son españoles. Su fundadora, Joan Hunt, inglesa para mas señas, recibió la mayor distinción británica por venir a Andalucía a echarnos una mano. Es hora de que nosotros comencemos a reflexionar sobre todo esto, o pronto veremos a nuestros jubilados huir despavoridos, aprovechando el reporte de alguna patera, para evitar que alguien les suelte aquello de ¿Abuelo, tienes algo que hacer?

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