Cuchillo sin filo

Francisco Correal

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No hace falta ser Einstein

Amor Conyugal nació en Fátima y ha restaurado más de veinte mil matrimonios

Un matrimonio al borde de la ruptura decidió quemar sus naves confiando su último cartucho a la virgen de Fátima. José Luis y Magüi viajaron a ese lugar misterioso de Portugal que aparece en la novela de Saramago El año de la muerte de Ricardo Reis. Allí se encendió una luz. La Virgen que salvó de una muerte segura a Juan Pablo II tras los disparos del turco Ali Agca en la plaza de San Pedro acababa de rescatar un matrimonio, convertía los rescoldos en cimientos de reconciliación. Así nacía el Proyecto Amor Conyugal, que emergió en Málaga, está presente en varios países y ha conseguido salvar, restaurar, cicatrizar las heridas de más de veinte mil matrimonios.

Me gustaría llenar esta columna con los nombres de personas que hacen posible este milagro, pero la confidencialidad es parte fundamental en la eficacia de esta sanación. Es volver al matrimonio tal como Dios lo pensó en los primeros capítulos del Génesis. En el paraíso perdido. Cuarenta matrimonios de muy distintos perfiles acudieron este fin de semana a un retiro en Betania, junto al monumento de los Sagrados Corazones. Matrimonios en proceso de descomposición o carcomidos por la rutina de la normalidad. Todos dicen lo mismo tras la experiencia: un antes y un después.

El Proyecto Amor Conyugal tiene las mismas siglas que la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea. Y ciertamente en su entorno hay desiertos, fiordos, valles y acantilados. En uno de los testimonios habló el hijo de un jornalero, palabra que aparecía en la primera de las lecturas de la misa dominical, del Libro de Job: “¿No es acaso milicia la vida del hombre sobre la tierra, y sus días como los de un jornalero?”. Amar es respetar, comunicar y perdonar. Es el tríptico del padre Leonardo, un sacerdote rosarino que desde Argentina vino a Sevilla y se conmovió ante la mirada de la Macarena. “El Barcelona fichó a Messi, la Iglesia al papa Francisco y Proyecto Amor Conyugal al padre Leonardo”, dice uno de los conductores de esta iniciativa.

Netflix daría lo que fuera por llevar a la pantalla algunos de estos desgarradores testimonios. Hay una serie que lo cuenta. Se titula Hagan lío y la dirige Juan Manuel Cotelo. Cuando Einstein dijo que quería conocer el pensamiento de Dios, el materialismo oficial encargó un libro titulado Cien autores contra Einstein. Materialistas que creen en la eternidad del universo para refutar la tesis de que éste tuvo un comienzo y, por tanto, un creador que a su vez creó al hombre a su imagen y semejanza. Lo cuentan los franceses Bolloré y Bonnassies en el libro Dios. La Ciencia. Las pruebas (con prólogo de María Elvira Roca Barea). Dios es el pegamento y la Iglesia la esposa de Cristo. En la explanada había cola para las confesiones mientras el resto rezaban el rosario en las escalinatas, con la Giralda al fondo. Aquí seríamos objeto de mofa y escarnio, cuando no de superioridad intelectual. Qué poca cosa comparada con la suerte de los cristianos del Congo, Nigeria, Egipto o Corea del Norte. Si Dios no existiera, la certidumbre del demonio desmontaría esa ecuación. No hace falta ser Einstein. Basta con san Juan de la Cruz y una pizca de Unamuno.

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