La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

¿Qué hacer con el mamotreto?

Las propuestas sobre el futuro del Valle de los Caídos son absurdas, inviables o difícilmente realizables

Ya sin uno de sus dos inquilinos famosos la resignificación del Valle de los Caídos parece una empresa imposible. Sumando opiniones de la comisión de expertos nombrada en su día a tal efecto y de otros historiadores, antropólogos o espontáneos se ha propuesto: a) convertirlo en un símbolo de la concordia, como Arlington o el Vietnam Memorial; b) en un museo de la Guerra Civil, la dictadura y el nacionalcatolicismo con un recuerdo para las víctimas y la resistencia antifranquista; c) abandonarlo para que se deteriore lentamente devorado por la naturaleza porque no cabe resignificación posible; e) dinamitarlo por tratarse de un símbolo ofensivo de la dictadura.

Entre estas propuestas -que no me he inventado- las hay absurdas (abandonarlo o dinamitarlo), inviables por la naturaleza del monumento (transformarlo en un memorial de la reconciliación: el Cementerio Nacional de Arlington abarca desde víctimas de la Guerra de Independencia hasta las del 11-S, y el Vietnam Memorial a los caídos en dicha guerra) o difícilmente realizables (convertirlo en un museo de la Guerra Civil y la dictadura).

Esta última, siendo la más viable, plantea importantes problemas historiográficos y museográficos. Sobre las responsabilidades, culpas y crímenes de los golpistas y del Régimen están de acuerdo todos los historiadores serios. Pero sobre las de la izquierda hay discrepancias. Que se convierten en difícilmente conciliables si intervienen algunos partidos políticos empeñados en reescribir la historia para convertirla en propaganda.

¿Está preparada y dispuesta la izquierda española para asumir sus responsabilidades, errores y/o culpas históricas y exponerlas en el centro de interpretación de la Guerra Civil? ¿Asumiría el PSOE sus llamadas a la revolución en discursos y artículos de El socialista, su abandono de "la vía parlamentaria" por la "vía revolucionaria", su papel en la huelga general revolucionaria de 1934 (por el que Indalecio Prieto pidió perdón desde el exilio) o la personalidad de Largo Caballero, el Lenin español? ¿Asumirían los comunistas su estalinismo, las checas, Paracuellos o el asesinato de Nin? ¿Se asumirían los crímenes de guerra cometidos sobre todo por comunistas y anarquistas? Si sólo hacer estas preguntas supone ser insultado y tachado de revisionista o fascista, ya me dirán qué se hará a la hora de definir el museo. Y esto es historia documentada, no memoria.

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