Estaba la Fiesta pidiendo a gritos la aparición de un torero que tirase del carro, que abriese la posibilidad de un cada vez menos frecuente no hay billetes en taquilla. Necesitaba el toreo un coletudo que animase el cotarro y lo encontró en un veinteañero andino que se los pasa más cerca que nadie. Y las figuras que tanto tiempo llevaban, y llevan, polarizando la confección de las ferias no tuvieron más remedio que hacerle sitio. Pero en esta temporada de consolidación del torero con tirón taquillero que tanto se esperaba, una lesión ha provocado un cataclismo en la temporada. Una lesión cualquiera dura más que una cornada y ahí tenemos a los empresarios recomponiendo carteles para que la devolución de boletos sea lo menos dañina posible. Por lo pronto, Roca Rey seguirá todo agosto fuera de cobertura, ¿estará a punto para San Miguel? Qué problemón...