PARA la primavera como muy tarde y en los días soleados desde ya mismo, el bar, restaurante o similar que no cuente con veladores en la calle estará en clara desventaja con los que sí los posean. Un velador con sol ahora y sombreado en verano valdrá casi como, por ejemplo, una plaza de garaje en el centro de la ciudad. Afortunadamente para los perseguidos del fumeque, la cruenta medida de la prohibición para que se esté libre de humos ha llegado con buen tiempo, con ese primer domingo del año confortablemente soleado y en el que ya se vio un anticipo del tirón taquillero que tendrá un velador y si es con vistas, mejor que mejor. Por ejemplo, un puesto al sol de la Plaza de San Francisco en ese Laredo que Juan Robles transformó en medio de una fuerte división de opiniones se cotiza ya al alza tras la particular ley seca del tabaco y habrá que apelar al tráfico de influencias para cazar una plaza. Tiempo al tiempo.