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Tomás García

La luminosa Glorieta de doña Sol

La etérea Glorieta de doña Sol y su entorno contienen una vegetación interesante

15 de junio 2024 - 01:00

Tras la inauguración en 1914 del Parque de María Luisa, cuya esencia quedaría ligada para siempre a la Exposición Iberoamericana celebrada en 1929 en Sevilla, se añaden con el paso del tiempo nuevas glorietas. Una de ellas es la conocida en principio como Rosaleda de doña Sol, la cual se ubica en las cercanías del Estanque de los Patos y en el lado de poniente de la avenida de Pizarro o de las sóforas. La glorieta fue dedicada a doña Eugenia Sol María del Pilar Fitz-James Stuart y Falcó (1880-1962): duquesa de Santoña, condesa de Baños y de Teba, hermana del décimoséptimo duque de Alba y dama de honor de la reina Victoria Eugenia. Doña Sol mantuvo una magnífica relación con la capital andaluza, como es tradicional en la familia Alba. Inaugurada en abril de 1959 en presencia de la noble homenajeada, había sido diseñada por el prestigioso arquitecto Luis Gómez Estern, pudiendo considerarse un caso atípico entre todas las existentes en el parque debido a su extensión, su cota inferior al medio circundante y las curvaturas y sinuosidades que delimitan los parterres y senderos. La estructura general se conforma con la utilización de ladrillo aplantillado en bancos, bordes de arriates, escalinatas y rampas, complementado con la existencia de dos estatuas pétreas en sus extremos norte y sur procedentes de los primitivos jardines del Palacio de San Telmo de los duques de Montpensier. Sería sometida en 2002 a una profunda restauración.

La etérea Glorieta de doña Sol y su entorno contienen una vegetación interesante, destacando la imagen del único alcanforero (Cinnamomum camphora) presente en toda la ciudad. Un hermoso árbol oriundo de regiones asiáticas tropicales del que se extrae desde antaño el alcanfor por destilación de su corteza y hojas, siendo usado desde tiempo inmemorial como antiséptico, antirreumático, especia alimenticia conservante-aromática y ahuyentador de insectos. Además del extraordinario árbol del alcanfor, que debiera ser catalogado por su rareza como espécimen singular, el coqueto vergel de doña Sol nos ofrece otros sugestivos ejemplares arbóreos y llamativas plantas arbustivas: aligustres, árboles de Júpiter, melias, cipreses, palmeras canarias, ombúes; evónimos, rosas, pitosporos, agapantos, yucas, cycas, áloes.

No podría culminar este relato sin rendir un humilde tributo al añorado José Elías Bonet, que dejó huérfana a su amada arboleda hispalense hace ahora un par de años. Adjunto a la Jefatura del Servicio de Parques y Jardines durante cuatro décadas, Jardinero Mayor de Sevilla por méritos propios y alma del Catálogo de Árboles Singulares de la Ciudad, ha quedado inmortalizado en esta luminosa glorieta con un escueto cartel, discreto y sencillo como él mismo era, donde reza: El Rincón de Pepe Elías. Junto a él hemos de sentarnos con frecuencia para que su memoria perdure y proporcione impulso a las nuevas generaciones de jardineros municipales que con tanto amor cuidan el maravilloso Parque de María Luisa.

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