CATENARIAS aparte, aparcado el Metro en la estación de Ciudad Expo y pasando de zarandajas de este tipo, la verdad es que hoy es Lunes Santo, el día, por excelencia, de la Semana Santa en mi barrio; o sea, en la Sevilla de toda la vida, la que los cúrsiles llaman eterna y a mí me parece la primera. Cuestiones de subjetividades o como se llame eso, pero en este lunes se viene arriba mi barrio, que es enorme, con los límites donde cada uno quiera situarlos. Y en esta noche llevará azahar el último hálito del Cristo de la Expiración cuando vuelva al Museo sumido en las últimas contorsiones de la agonía. Y será más intimista que nada la entrada en San Vicente del caído Jesús de las Penas, que para entonces ya habrá entrado el de la Vera Cruz en su casa. Hoy, aunque muchos no lo sepan, no es un lunes más sino día grande, muy grande, para los que tuvimos la suerte de nacer y vivir en un barrio que resume a Sevilla.