COMO el muy cabronazo de 2013 no podía irse sin un último coletazo, cuando llegaba a las tablas para ponerse bajo la jurisdicción del puntillero se llevó a Juan Moneo. Juan, o sea El Torta, se fue cuando estaba en su etapa vital más fructífera, cuando más se prodigaba, cuando encontró la generosidad con la que hacer llevar a más gente qué es el duende cuando baja por derecho. Lo de a todos nos han cantado coplas que nos han matado había dejado de ser propiedad exclusiva del cuarto de los cabales, pero 2013 no podía irse de rositas y se llevó con él. Juan era el eslabón más negro en la cadena de esos sonidos negros que quiebran el azogue de los espejos. Fue cantaor de cantaores, uno de esos artistas que te llevan a romperte la camisa así que la seguiriya se hace negrura capaz de conmoverte los adentros, pero 2013 cómo iba a irse sin su postrera putada.
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