Calle Rioja

Francisco Correal

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El maleficio de los años bisiestos

Historia. Susana Martín Gijón presentó en la Nao Victoria su novela ‘La Babilonia, 1580’, que sitúa en la Sevilla de los galeones seis décadas después de la Primera Vuelta al Mundo

Susana Martín Gijón

Susana Martín Gijón

La Nao Victoria fue el escenario elegido por Susana Martín Gijón (Sevilla, 1981) para presentar su novela La Babilonia, 1580 (Alfaguara). En el título está en deuda con Lope de Vega, como consta en la cita inicial, “Eso hay en el Arenal. / ¡Oh, gran máquina Sevilla! / ¿Esto es solo maravilla? / Es a Babilonia igual”. Y la fecha indica que ha viajado seis décadas desde aquella expedición 1519-1522 que sólo completó la nao Victoria y cuyo quinto centenario, el 8 de septiembre de 2022, quedó completamente eclipsado por la muerte de Su Graciosa Majestad Isabel II de Inglaterra.

501 años después se ha roto el maleficio con esta historia que según su autora “más que una novela histórica es una novela de aventuras”. Como dijo Oscar Wilde que la realidad imita al arte, la trama de la novela comienza con una muerta en el mascarón de proa de un galeón; y al otro lado del río, por las calles de Triana, ayer pasearon en coche de caballos los restos mortales de María Jiménez. Una artista de fuerte personalidad, como Damiana y Sor Catalina, la rabiza y la monja, las antiguas amigas que llevan el peso de la historia y que se adentran en una novela negra que en lugar de las calles de Chicago escoge las del Arenal de Sevilla y las aguas del río Guadalquivir.

“Los barcos siempre están en movimiento”, dice Guadalupe Fernández, anfitriona de esta curiosa presentación literaria, en representación de la Fundación Nao Victoria. El primer tercio del siglo XVI es el del viaje de Magallanes y Elcano. Susana se va al último tercio, al galeón La Soberbia capitaneado por Eugenio de Ron. “La nao Victoria tuvo la virtualidad de abrir las rutas marítimas, una flota de Indias que funcionó durante tres siglos”, dice Guadalupe Fernández.

Martín Gijón se adentra en una Sevilla de contrastes, “ciudad de mucho esplendor y oropel donde la nobleza empieza a ver con suspicacia el enriquecimiento de los mercaderes, que aspiran a ser nobles y caballeros veinticuatros”. Coincide la aparición del libro con lo avanzadas que van las obras de las Atarazanas. “Los galeones eran barcos en la vanguardia mundial”, dice la portavoz de la Fundación. La nao, a diferencia del galeón, no tenía mascarón de proa, un elemento fundamental para el arranque de la historia.

En mitad de ese siglo (1547) nace Cervantes. En esta novela de aventuras hay mucha picaresca y mística de categoría. La piedra Rosetta de la autora la encontró en el convento de las Carmelitas Descalzas que funda en Sevilla Teresa de Jesús. La santa de Ávila y la priora, Sor María de San José, cuyos textos han deslumbrado a la novelista, fueron procesadas por la Inquisición, presente desde la nao Victoria en el castillo de San Jorge en Triana.

Una gestora cultural va a poner en marcha un dispositivo para pasear por los escenarios reales de la novela. La antigua calle de la Pajería es actualmente la calle Zaragoza. En ella eran colindantes la tapia de la mancebía con la del convento, que daba a Santas Patronas. Y en la actual calle Sol, tan cerca de la calle Luna (hoy Escuelas Pías) era donde se encontraba el Hospital de Bubas.

No es una novela histórica propiamente dicha, pero tiene detrás un serio trabajo de investigación. La novelista no sólo visitó la nao Victoria atracada junto al río Guadalquivir para familiarizarse con la terminología náutica; también se embarcó en el galeón Andalucía, uno de los que la Fundación tiene navegando por todo el mundo. “Subí en Vigo y recorrí la costa del norte de España”. Vigo, una ciudad tan literaria que aparece en Veinte mil leguas de viaje submarino, de Julio Verne, y que tuvo como director del periódico local, El Faro de Vigo, a Álvaro Cunqueiro.

La autora de La Babilonia, 1580 también se documentó con los conocimientos del americanista Pablo-Emilio Pérez Mallaína, autor de ‘Los hombres del océano’. “Lo único que no he conseguido enterarme es de cómo funcionaba un astrolabio”. Navegó mentalmente por el mar de las Damas, “como llamaban al océano Atlántico, porque hasta una dama era capaz de dirigir el barco”. Sevilla era un foco de atracción. “Había gente que dejaba todo para irse a un lugar desconocido en busca de fortuna, como hacen ahora los que llegan a nuestras fronteras por medios tan precarios. Buscaban un pasaje en el Arenal así fuera el invierno en vida, con tanto hacinamiento e insalubridad”.

Retrata al detalle a las fuerzas vivas de la ciudad. Personajes estelares como don Pedro de León, jesuita, que fundó un hospital para galeotes y una casa para mujeres arrepentidas. “Yo lo saco mucho más joven que como aparece en la serie ‘La Peste’”, dice la autora.

Una ciudad cosmopolita, capital del mundo y de las miserias. “Lo que más llama la atención es lo pequeños que eran estos barcos y la cantidad de gente que viajaba en ellos. Un metro cuadrado por persona y no había camarotes”. Los mayores riesgos, apunta Guadalupe Fernández, “era la falta de alimentos y un incendio. Los alimentos eran tan importantes que su precio excedía al de los cinco barcos que participaron en la primera Vuelta al Mundo”. Y el escorbuto causaba más bajas que los piratas adversarios o las tormentas. En la expedición de Magallanes usaron el remedio del membrillo y con el tiempo el más eficaz sería el gazpacho.

Susana Martín Gijón presentará con público La Babilonia, 1580 el próximo 26 de septiembre con un maestro de ceremonias muy especial, Julio Muñoz Gijón, Rancio Sevillano. Primo hermano de la autora. Como ella, criado en el barrio de Bami y nacido en 1981. Susana Martín Gijón nació el 16 de julio de ese año, festividad de los marineros. Toda una premonición de esta novela de la que el lector lo tiene muy complicado para desembarcar. Cuando navegó en el galeón, la dejaron que arriara las velas y manejara el timón. El timón de La Soberbia, nombre del galeón de su historia, lo maneja ella solita y aunque tarda en hacerse a la mar llega a buen puerto.

Los marineros no se fiaban de los años bisiestos. La creadora de Damiana y Sor Catalina le dedica su novela “a todas las mujeres que no hicieron historia”. La presentó en la Nao Victoria el día que el Rey Felipe VI abría el año Judicial. Pone esta frase de Teresa de Jesús: “Los jueces de este mundo, todos varones, no hay virtud de mujer que no tenga por sospechosa”. ‘La Babilonia, 1580’, seis décadas después de la mayor aventura jamás contada. Dos décadas antes de que naciera Velázquez. En septiembre de 2023, centenario del nacimiento de Álvaro Mutis, patriarca de los relatos de la mar. Un pacto literario entre la virtud y el pecado, entre esos dos mundos que convivían en la calle La Pajería. En la ciudad donde existía el Malbaratillo. El libro se presentó un jueves de Jueves en la calle Feria.

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