SALÍA la cabalgata del recinto de la antigua Fábrica de Tabacos cuando el guardia de seguridad advirtió a cierto personaje de notoriedad eminentemente local que no debía permanecer por razones de seguridad en el carril de salida de las carrozas, por lo que le pidió que tuviera la amabilidad de colocarse detrás de la valla, en la zona reservada precisamente a invitados. Testigos hay de que el requerido no sólo no accedió a la petición del empleado de seguridad, sino que proclamó cuál era su cargo en el organigrama de la ciudad con una coletilla: "¡Y además soy una institución en el Ateneo!". Y aún no es cuaresma...

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