NOCHE grande al otro lado del puente, ¿de qué puente me habla, amigo? ¿De cuál va a ser, qué puente que no sea el de Triana es el puente a secas? Y tras el puente, Castilla engalanada y con más sabor a pueblo que en todo el año porque Triana vuelve a Triana tras ocho días con sus noches en las arenas, por los caminos y los senderos que van y vuelven para la cita con la Blanca Paloma. Es en la calle Castilla, pórtico de la gloria trianera cuando se llega de Poniente, donde la fiesta se trianeriza y donde proliferan encuentros tácitos, citas de año en año en el mismo sitio y a la misma hora. Ante el Cachorro antes y luego delante de La O, los gritos de ritual de caballistas de Triana y también de ojana, que no se concibe tantas penurias con tal cantidad de gomina. Pero las cosas son así y la importancia está en cómo ese algo más que un barrio que es Triana parece más Triana que nunca.
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