Al punto

juan / ojeda

E l orden de los factores

AYER fue el día de Reyes, o sea, la tradicional jornada en la que, con más o menos ilusión, cada cual espera su regalo. Esto que, a nivel personal es fácilmente entendible, en el plano institucional, orgánico o partidista, también tiene su reflejo, pero su interpretación requiere conocer el idioma o estar versado en el lenguaje de los signos.

Pues bien, después de hacer este aviso -que lo que viene a decir es que lo siguiente es fruto de la propia cosecha- vamos al tema, que no es otro que el regalo de Reyes, o de Navidad, con el que se ha encontrado el PP de Andalucía. Y el regalo es ahora el debate público, e interesado, sobre su liderazgo regional, y las cábalas sobre la candidatura popular a las próximas elecciones autonómicas que, en teoría, no tocan hasta la primavera de 2016. Lo que hay, propagado por fuentes ajenas al partido, pero sustentado por supuestas fuentes internas- a cuya credibilidad contribuyen torpemente algunas declaraciones de dirigentes locales, obsesionados por traspasar sus propias fronteras, del propio PP- es que se están haciendo interpretaciones interesadas de las intenciones de Zoido sobre su posible candidatura a la Junta, cuando haya candidatura a la Junta. Y sobre esas supuestas intenciones, o no intenciones, se pretende cuestionar su liderazgo actual, lo cual es un error, en la forma y en el fondo, desde fuera y desde dentro, porque Zoido va a seguir siendo presidente del PP, hasta que se decida, y en eso él mismo va a tener el principal papel, si va a ser, o no, el próximo rival de Pepe Griñán, porque se da por hecho que nadie discute la candidatura de Griñán, ni siquiera el propio Griñán.

Así que los tiempos, en lo que concierne al PP andaluz, los va a marcar el propio partido de acuerdo con la cúpula nacional, la que se conoce por Génova. Y esto va a ser así, por mucho que desde fuera se le intente presentar como una organización descabezada, que no lo está por mucho que se empeñen sus adversarios políticos, que están en su derecho, o algún responsable interno que, desde su periferia provincial, busque promocionarse o apoyar a algún supuesto aliado.

Otra cosa, y ésta es la teoría de la teoría, es que Griñán, desde su potestad para disolver y convocar, decida variar el previsto calendario electoral y, en función de cómo evolucionen los acontecimientos, acorte la legislatura, liberándose del compromiso de gobierno con IU, si piensa que puede ser el ganador de las elecciones, que es lo que le falta en su currículum político. Pero ése es otro escenario que, por ahora, ni controla el PSOE ni controla el PP, pero que no se les va de la cabeza a ninguno de los dos, porque los dos saben que el orden, o el tiempo, de los factores, sí que puede alterar el producto, o el resultado.

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