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Crónica personal

Pilar / cernuda

Los hay peores

EN Italia, tras la convulsión política causada por el auge de partidos que han demostrado escaso respeto a las reglas de juego, y donde los personalismos han hecho imposible llegar a un acuerdo para formar un gobierno de coalición, hubo que renombrar al anterior presidente para que designara un primer ministro. En su toma de posesión se ha producido un tiroteo con un saldo de tres heridos, dos carabinieri y una transeúnte. Es evidente que a pesar de nuestra crisis económica y nuestra agonía laboral, los hay peores. Triste consuelo, pero sirve al menos para no sentirnos los malos de la película, los más canallas, los más incompetentes.

Conviene mirar alrededor de vez en cuando para tener una mejor perspectiva. Rajoy por ejemplo debería leer con fruición los informes sobre Islandia, un país al que un gobierno llevó a la ruina de forma tan flagrante que tuvo que comparecer ante los tribunales para dar cuenta de su gestión. Pues bien, tras la incapacidad de los nuevos gobernantes para salvar la situación, en las elecciones de estos días han ganado aquellos que habían llevado a Islandia al abismo. Lo que significa que los ciudadanos no votan en función de lo que recuerdan, sino de la disconformidad con el presente. Lo único que hace suspirar de alivio a los del PP es que el PSOE no despega a pesar de la decepción que ha provocado Rajoy en sus votantes; pues cuidado con el no despegue, porque el caso islandés demuestra que, ante el mal presente, se da una nueva oportunidad al mal pasado.

El rey Abdala de Jordania ha hecho una escala en Madrid, en su viaje a EEUU, para desayunar con el Rey. Quería cambiar impresiones con él sobre la situación en Oriente Próximo, donde Abdala juega un papel de primer orden. En ese escenario tan convulso, Siria, que iba a abanderar el progreso y modernización de los países árabes de la zona, ha abocado en una guerra civil de gravísimas consecuencias que tiene en vilo a los dirigentes de la zona y del mundo entero. Un presidente con careta de demócrata ha resultado ser un dictador sanguinario que no ha dudado en utilizar los resortes más vergonzosos del poder para mantenerse en su puesto.

Estamos como estamos. Mal. Pero los hay peores, y sirven de referencia para que los dirigentes políticos no confíen en la debilidad del adversario. Y sirven también de referencia para que los ciudadanos no se tomen las elecciones a título de inventario: las peculiaridades en el voto suelen tener pésimas consecuencias.

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