La ventana

Luis Carlos Peris

Unos premios sencillamente entrañables

PROFUSIÓN de trofeos, innumerables premios a matadores, ganaderos, banderilleros, picadores, premios de instituciones, de firmas comerciales o de tertulias de taurinos más o menos competentes, desde antier hasta que se arrastre el último toro de Miura, calificaciones varias para discernir tanta cantidad de prebendas. Y entre todos estos premios, unos más prestigiosos que otros, unos que tienen carácter de entrañable. Son los que hoy se entregan en Río Grande bajo el nombre de Doctor Vila Arenas, y son entrañables porque es una palmaria demostración de amor filial su instauración hace ya un cuarto de siglo y porque, junto al arte, se distingue al compañerismo que suele existir entre la gente de luces cuando están ante el toro. Premios al quite artístico y al providencial, a ese lance que sirve para salvar al compañero del trance en que uno que se pone delante puede sufrir ante un toro bravo en la plaza.

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