IMPRESIONANTE el verano que está rematando el Sevilla en la yerba y en los despachos. Tanto los de la corbata como los que calzan botas de tacos están bordando la gestión, tanto en la compraventa de futbolistas como en la sensación que se desprende del nuevo equipo sevillista. Y eso que el estío empezó con el disgusto por la marcha de Navas y el consabido síndrome depresivo que conllevó, pero vaya si el club ha sabido darle vuelta a la tortilla.

Y no parecía fácil tamaña catarsis por mucho que el TAS influyera para que las cosas fuesen menos complicadas. No era fácil aunque tampoco tarea ímproba mejorar los números del curso anterior. Pero el dato objetivo de los números nada tiene que ver con este argumentario. El fútbol de verdad aún no empezó, pero con el fuego artificial, que es lo que hay ahora, sí que ha demostrado el equipo de Emery una imagen que da mucho pie para una ilusión bien fundada.

Fantástica la gestión que ordena Del Nido y extraordinaria la versión que el equipo ofreció de sí mismo en un escenario tan principal como Old Trafford. Me imagino al gran Bobby Charlton removiéndose en su butaca de palco viendo cómo el equipo de su vida era zarandeado como si fuese un pelele. Porque es que lo que hizo el Sevilla antier noche en el corazón de Inglaterra fue darle carácter de pelele al Manchester United para ridiculizarlo delante de toda su gente.

Deslumbrante el Sevilla desde Beto hasta Perotti. Fantásticos los laterales con sus largos recorridos, brillantes Marin y Vitolo tanto en la concepción como en la definición, prodigando jugadas como de dibujos animados, todo el Sevilla fue un regalo. Sensaciones para desbordar la ilusión a una semana de recibir al Atlético de Madrid. Entonces ya será fútbol de verdad, pero han sido tan buenas las prestaciones de laboratorio que esperar lo mejor no es nada descabellado.