CON un solo punto para la inquietud, el del futuro de Luis Fabiano, el Sevilla echó a andar para un nuevo curso, curso tan ilusionante como todos los del último lustro. Con los deberes en buen estado para la cosa de los retoques que todo equipo necesita para no anclarse, el Sevilla echaba a andar ayer en La Cartuja con el optimismo por bandera y la tranquilidad de que las cosas se hacen adecuadamente. Necesitaba el Sevilla fortalecer el centro del campo y he ahí Zokora para dicha tarea, esperándose que rinda al menos como rindió Romaric y mucho más que Kone, su tercer compatriota en el plantel blanco.

Pero por muy bien que se hagan las cosas, siempre hay un punto para desasosiego y ese detalle es el que se desprende de lo que vaya a pasar con Luis Fabiano. El futbolista quiere irse y ya se sabe que cuando un futbolista quiere irse termina marchándose, pero lo mejor para todas las partes es que lo que tenga que pasar pase pronto, a la mayor brevedad posible. Decía días atrás el vicepresidente José Castro que en el Sevilla no existía prisas de ningún tipo a la hora de las contrataciones y ello habla bien de cómo se gestiona el club, pero creo que el asunto Luis Fabiano no admite demoras, que debe resolverse más pronto que tarde por el bien de todas las partes.

Me imagino que el primero que querrá saber si cuenta con Luis Fabiano o con otro es Manolo Jiménez. Las prestaciones del paulista son las suyas y no tienen por qué ser las del que le supla, ergo la forma de jugar puede variar según se mire a O Fabuloso o a otro cualquiera por muy bueno que sea. Por lo demás, normalidad absoluta y eso es magnífico en un tiempo tan anormal como el que padecemos. De pleno derecho en Champions y con la Peace Cup como horizonte cercanísimo, lo cierto es que la temporada promete una barbaridad para el personal que se dé cita en Nervión. Y también, claro, de ahí ese poder de convocatoria de este Sevilla tan organizado.