PASAMOS ayer, como del rayo, de la movilidad sostenible a la inmovilidad más insufrible que imaginarse pueda quien ose hollar en coche el centro de Sevilla. Aunque ya el día antes se había experimentado en la Palmera lo que un día ya lejano anunció con su vocabulario zafio el secuestrador del Betis, que estaba acolapsada, ayer ocurrió que empezaron las rebajas y pasó lo que siempre pasa cuando es tiempo de saldos, que Baños se acolapsó. Afortunadamente, a los que vivimos en el centro siempre nos quedará el Cortinglés para que no se convierta en un inmenso gueto las veinticuatros horas del día. Pero como la perfección es una utopía, resulta que por el panal de rica miel que dicha tienda representa en tiempo de rebajas, en Baños se repetía ese ceremonial del atasco más inquietante, ese colapso de tráfico que te pone en lo peor, que a ver cómo se resuelve una emergencia con tal insostenible inmovilidad.