la tribuna económica

Gumersindo / Ruiz /

La reforma de la financiación empresarial

HUBO un momento mágico la pasada semana en el Colegio de Economistas de Madrid, cuando su decano el profesor Juan Iranzo, a propósito del debate que se había suscitado sobre la financiación de la pequeña y mediana empresa en España, recogió la necesidad de una reforma, no ya del sistema financiero, sino de la propia financiación. Mi conferencia era menos ambiciosa, y se titulaba: Hacia nuevas formas de financiación en España, pero es verdad que la reestructuración del sistema financiero no va a traer el crédito a las empresas, al contrario, la presión sobre la capitalización de las entidades y acelerar el deterioro de sus activos, agrava el problema del crédito.

El volumen de crédito bancario a familias y empresas se estanca en España en 2008 y disminuye desde 2011. Esto es excepcional, pues el crédito a veces se ralentiza, pero nunca las amortizaciones han sido superiores a los nuevos créditos. Y no puede decirse que el sector público esté reemplazando al privado; ha pasado del 3% al 5% del total del crédito bancario, pero esto es históricamente bajo. Igual ocurre con la deuda pública, que apenas supera el 6% del activo bancario. La razón de que no haya crédito hay que buscarla en el endurecimiento de las condiciones por parte de las entidades financieras entre mediados de 2007 y finales del 2009, y el mantenimiento desde entonces de esta situación; de forma paralela, en ese mismo período se produce un retraimiento de la demanda de crédito. El exceso de crédito en el período anterior a la crisis es la explicación de lo que ocurre hoy, pero no de que el crédito vaya a caer aún más en el futuro.

¿Por qué es necesaria una reforma de la financiación a las pequeñas y medianas empresas? Porque la competitividad de la empresa española sufre por la fragmentación del mercado de crédito en la Unión Europea. Concretamente, empresas similares pueden financiarse, de media, a un tipo del 3,5% en Alemania, del 4,25% en Francia, y superando el 6,5% en España. De entre las principales economías del área del euro, el acceso al crédito sólo es un problema grave en España. Por otra parte, mientras que todos los países disponen de un banco o agencia pública -sobre todo Alemania- para financiar la empresa, en España se ha ignorado el papel que podría tener el ICO. Cuando surgen oportunidades para las empresas innovadoras, competitivas, sobre todo para la exportación, no disponen de financiación.

Los puntales de la reforma que se propone pasan por introducir un sistema formal de asesoramiento financiero empresarial; eliminar la dispersión de sistemas de apoyo a la empresa y ponerlos bajo una marca única; desarrollar y organizar la inversión en bonos de empresas pequeñas; mejorar la cadena de pagos desde la gran empresa y la Administración a la pequeña empresa; desarrollar sistemas fiables de inversión on line; potenciar la base de inversores ; reducir la ponderación a efectos de capital bancario de los préstamos a empresas, como hace el Banco de Inglaterra. Para empezar, habría que crear un amplio equipo de trabajo, con el encargo de que en tres meses dijera cómo eliminar barreras de acceso a la financiación.

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