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punto crítico

setefilla / r. Madrigal

sistema métrico 'digital'

El hombre ya no es la medida de todas las cosas tal y como reza la famosa cita de Protágoras, defensor de la vertiente sofista de la filosofía. Los sistemas de medida ya no existen tal y como los habíamos conocido, y la medida tipo por excelencia, el metro, acuñada a mediados del 1.600 por miembros de la Royal Society ya no es más que un mero recuerdo en las mentes de la colectividad postmoderna. Nos guste o no, todos los estándares de medida han sucumbido al lenguaje digital, reduciendo las cantidades a un solo concepto: el número de seguidores.

Los seguidores o followers se han convertido en la moneda de cambio que da valor a cualquier tipo de trueque. Es el sistema de valores económico del mundo de Internet. Los seguidores son esas personas que comparten las mismas inquietudes que tu yo virtual, que poco o nada tiene que ver con el real, dicho sea de paso y que un día deciden dar un click con el que se inicia una especie de relación contractual en la que ambas partes interactúan esporádicamente. La cifra cuanto más alta, mejor, pues te da valor, empaque, presencia y, en ocasiones, cosas del marketing, te puede llegar a regalar alguna que otra sorpresa agradable.

Tanto es así que como si se tratara de la evolución sobrevenida a la propia falsedad documental hay quien se dedica a comprarse a sus propios 'defensores' para engañar al sistema y hacer creer que su discurso tiene más difusión de la que en realidad tiene. Pero como en los propios preceptos legales analógicos, también existen sistemas fiables que alertan que se está ante un fraude tirando de diversas medidas de seguridad inquebrantables que lo hacen difícil.

Otra cosa muy distinta es si esos seguidores dictaminan la calidad de los contenidos que se vierten a diario en las redes sociales. En este caso la realidad es arbitraria y a nada obedece salvo a modas absurdas que unos pueden cuestionar y otros defender, entrando en un debate moralista que a nada lleva, salvo a la frustración.

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