VA cundiendo una percepción que para el alcalde puede ser en la distancia corta más peligrosa que la falta de soluciones a determinados problemas de la ciudad. Juan Ignacio Zoido acude tarde a ciertos actos, probablemente no de forma intencionada, sino por una agenda sobrecargada de citas y de llamadas telefónicas. El viernes acudió al Palacio de los Marqueses de la Algaba con tres cuartos de hora de retraso, una demora que hizo a varios invitados coger la puerta y marcharse, entre ellos el ex presidente de la Junta de Andalucía, José Rodríguez de la Borbolla. Hacer esperar está feo. Sobre todo porque el acto era bonito.

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