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juan ruesga navarro

¿Y si no hubiera teatros....?

Afortunados son los que no han conocido la Sevilla sin teatros. Es el esfuerzo de muchos pocos

La respuesta es sencilla en mi opinión: tendríamos que construirlos. No existe un edificio que sea comparable en su capacidad de poder dinamizar la actividad cultural de una comunidad como un teatro. Donde se puede hacer teatro, se hace música, danza y todo lo demás que se desee.

Un teatro puede representar a una ciudad como La Scala de Milán o la Semper Ópera de Dresde, que después del implacable bombardeo aliado con bombas incendiarias que laminaron la ciudad en 1945 y destruyeron totalmente el edificio escénico, se reinauguró cuarenta años exactos después, el 13 de febrero de 1985, y con el mismo espectáculo que se exhibía el día del bombardeo, El cazador furtivo de Karl María von Weber, como prueba del tesón de sus habitantes. Nada pudo hacerles renunciar al edificio que los representaba en el arte escénico. Colas de numerosos vecinos esperaron pacientemente esa fría mañana para poder comprobar que el teatro y su sala eran los de siempre.

Y un teatro puede hasta convertirse en símbolo de toda una nación, al nivel de la bandera, el escudo y el himno, como sucede con el Teatro Nacional de Costa Rica. Constituido en símbolo de la idea de República que querían construir los costarricenses de 1897.

Ante el anuncio de la próxima apertura de un complejo escénico en la calle Torneo, gestionado por la compañía Imperdible y la productora Odeón, algunas voces se han preguntado: ¿otro teatro en Sevilla? Pues sí, otro teatro. Que se une a los ya en programación Teatro de la Maestranza, Teatro Central, Teatro Lope de Vega, Teatro Quintero, Sala Turina, Sala La Fundición, Sala Cero, Sala Viento Sur, Teatro Triana, Teatro Távora, TNT y Teatro Alameda. Además del nuevo auditorio de Fibes, y al moderno Cartuja Center Cite, ambos con cerca de tres mil espectadores cada uno.

Y a los buenos salones de actos del Cicus universitario y de la Escuela de Ingenieros. Y al coqueto teatro de Capitanía Militar en la Plaza de España. Y aún no se ha dicho la última palabra sobre la recuperación del Cervantes, el Llorens o el complejo Altadis. Y mis disculpas a los que haya olvidado.

Nuestros hijos y nietos viven en una ciudad con numerosos teatros y es nuestra contribución a su presente y futuro cultural. Ya vivimos el tiempo en que los sevillanos derribamos el Teatro San Fernando y vaciamos de cualquier capacidad cultural o histórica el Teatro Coliseo. Afortunados son los que no han conocido la Sevilla sin teatros. Es el esfuerzo de muchos pocos en los últimos 30 años.

Y como saben los comerciantes, muchas tiendas juntas hacen las zonas comerciales y animan las ventas. Porque se trata de eso, de vender entradas y que el público acabe llenando los teatros pasando por taquilla. Ésa es la única verdad.

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