Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Dice el alcalde de Sevilla que la nueva promesa para ampliar el Museo de Bellas Artes es una “venta de humo”. Oseluí ha echado un jarro de agua fría al encuentro cordial, correcto y saludable entre el antitaurino ministro Urtasun (Sumar) y la consejera Patricia del Pozo (PP). ¡Al suelo que viene el alcalde y es de los nuestros!, han debido alzar la voz en el Palacio de Altamira, sede del equipo de Cultura de la Junta de Andalucía. Qué poco nos ha durado la satisfacción por la deseable cooperación institucional en la España crispada, tal como había reflejado el compañero Braulio Ortiz: “Qué alegría el respeto con el que se han tratado la consejera Patricia del Pozo y el ministro Urtasun en la rueda de prensa. Otra política es posible”. Y pareció sonar de pronto aquello de la revolución cubana. Se acabó la diversión, llegó el comandante (Sanz) y mandó parar. Nos quitó la música, nos recordó que el sanchismo está en agonía y que todo es papel mojado. Dijo Sanz a sus apóstoles: “El ministro ha venido a Sevilla a vender humo. A mí me sorprende mucho que tras quince años de espera llegue ahora el ministro de Cultura de un gobierno agónico, que le quedan meses, días, y plantee una inversión que lleva la ciudad muchos años esperando y diga que está a punto de licitarlo”. Cáspita, todo parecía tan bonito, como cuando la alcaldesa de Granada saca inversiones estatales para su ciudad al ministro mostrenco de Óscar Puente, o como cuando la de Huelva hace lo mismo para hablar del AVE a Sevilla. ¿Y nosotros por qué no podemos hacerlo también, como ha hecho con acierto la consejera de Cultura? Pues no.
El alcalde ya quiso que el museo se trasladara al edificio de la antigua Fábrica de Tabacos. Y el rector le paró los pies. Ni siquiera habló con la propiedad, que es la Universidad. Como con la ocurrencia de cobrar la visita turística a la Plaza de España, que no habló antes con las instituciones que tienen competencias en el edificio. Estamos como el perro del hortelano (guau) en vez de plantar más árboles o sacar más plazas de agentes de la Policía Local, dejar de escribir cartas en catalán a los ministros o estar en los sitios que hay que estar porque así lo exija el sentido institucional que es el que debe primar y no las filias temporales o las fobias de larga duración. Hay que tener valor para denunciar la venta de humo cuando el mismo Sanz prometió un teleférico para conectar Tomares con Sevilla capital. ¡Un teleférico, oiga! ¿Se puede tener más arte? Pareciera que está mosqueado por el nombramiento de Baltasar o quizás porque no lo llamaron al encuentro con el ministro. Será eso, porque estos días no hace tanto calor, incluso se puede dormir sin aire acondicionado por las noches.
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