La ciudad y los días
Carlos Colón
Montero, Sánchez y el “vecino” Ábalos
Urge un observatorio de seguimiento de la matraca que sufrimos los ciudadanos cada inicio de septiembre. Nos someten a una tortura encubierta como información. Los telediarios del fin de semana se han pasado horas con los testimonios de gente que teme el retorno a la rutina doméstica, la reincorporación al puesto de trabajo, los atascos en el viaje de regreso, el pago de las facturas de las cenas de agosto, el coste del comienzo del curso escolar... ¡Nos martirizan de lo lindo! Un locutor de alcance nacional anunció la tarde del viernes que se aproximaban las horas de "angustia". ¡Por el amor de Dios, que la cola del paro en España es extensa! Debe ser una campaña para disparar las peticiones de citas en las consultas de psicólogos y terapeutas. El infierno es hoy, primero de septiembre. Todos los años hay que soportar al tonto del "se acabó lo bueno". Porque no hay más tontucio que el del discurso previsible. "Haga una incorporación progresiva al trabajo", dice un comercial de la psicología. ¡Como si eso dependiera del trabajador!. "Márquese objetivos que pueda conseguir". Oiga, ¿pero hablamos de volver al tajo o de perder peso? Y nunca falta el tonto del diminutivo que se da "el último bañito en la playita antes de comer la paellita".
Los telediarios de hoy incluirán el reportaje sobre la minoría que comienza sus vacaciones en septiembre, sobre los que el tonto de lo previsible dirá que es "el de los ricos" o el de los que "no tienen cargas familiares". Añadirán unos comentarios sobre los precios, que ahora son más bajos y sin necesidad de aguantar el griterío infantil de la piscina, cuando los insoportables son los monitores de la gimnasia y otros animadores con los micrófonos a toda potencia. Hay que tener esperanza en que mañana dejemos de sufrir las informaciones, análisis y testimonios de expertos sobre la vuelta al trabajo. La irresponsable campaña de la vicepresidenta y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, no ayuda a dignificar el concepto del trabajo, sino a su demonización. "Trabajar menos, vivir mejor". Al cuerno la fuerza de la vocación, el derecho de todo ser humano a sentirse útil y realizado, la doctrina social de León XIII en su defensa del trabajo como vía para la dignidad personal, derecho natural y medio de supervivencia y, en general, el concepto cristiano del empleo como fuente de bienestar. No deja de tener lógica que entre todos convirtamos el primero de enero en motivo de depresión nacional. Nadie pregunta a un desempleado por la penosidad de su agosto, sino al que está cargando el coche de maletas como si fuera a cruzar el Estrecho. Nadie evalúa el grado de insatisfacción personal de miles de españoles con sus vacaciones. Despotrican de la rutina. Nos quieren apenados, ahogados, angustiados y con el pastillero cargado de ansiolíticos. Son una verdadera barrila. Nos maltratan con buena cara. Por fortuna esta noche tenemos entrevista con Pedro Sánchez en la primera cadena de TVE. Siempre hay un motivo para la esperanza, siempre se nos ofrece un asidero...
También te puede interesar
Lo último