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Carlos / Rus / Abogado Y Director De Recursos Humanos De Dolmen Consulting Inmobiliario

¿Por qué trabajamos?

Para asumir nuestras obligaciones laborales desde una óptica positiva es imprescindible reflexionar con detenimiento sobre cuáles son nuestras actitudes y nuestras motivaciones

SI para usted el trabajo es sólo una obligación desagradable pero ineludible para pagar la hipoteca que representa asumir una serie de compromisos y responsabilidades, aguantar a jefes o compañeros indeseados y pegarse grandes madrugones, entonces lamento decirle que está inmerso en una incoherencia continua. Se sentirá insatisfecho o infeliz buena parte de su tiempo y, de rebote, tendrá problemas en el mismo trabajo que le hace infeliz, porque su rendimiento no será el adecuado.

Con el fin de ayudarle a plantearse esa obligación que para la mayoría de los mortales es el trabajo desde una óptica distinta, positiva y constructiva, en esta serie de dos artículos que empezamos hoy y continuaremos en esta misma tribuna la próxima semana le invitaré a reflexionar sobre su actitud ante el trabajo y desgranaré algunas de las principales teorías de motivación. Es necesario, e imprescindible para la salud mental de muchos, que sepamos por qué y para qué trabajamos.

En primer lugar, me gustaría que reflexionara sobre las siguientes cuestiones: en los diez primeros años de la vida de sus hijos, ¿pasa más tiempo realizando actividades con ellos o en el trabajo? ¿Realiza usted alguna actividad entre semana que le ocupe más tiempo que trabajar? ¿Trabaja por necesidad o por no aburrirse en casa? ¿Conoce alguna forma de vivir sin trabajar? ¿Por qué trabaja?

Si la única respuesta que se le ocurre a esta última pregunta es porque tengo que hacerlo, por necesidad o porque nunca se ha planteado una forma de vida alternativa sepa que, o le han engañado o su desempeño profesional probablemente no será el más óptimo. Existen muchos otros motivos, desde luego, más contundentes y constructivos.

Trabajar, en principio, no es una opción que se puedan plantear el común de los mortales. Se elige estudiar, ser bachiller, aprender un oficio, no estudiar nada, pero parece que, escojamos el camino que escojamos, el destino final es ocupar un puesto de trabajo. Esto implica la necesidad de tener un sustento y de independizarnos, pero también de ser útiles y de progresar.

A diferencia de una profesión u oficio, que se nos enseña, nadie nos enseña a plantearnos el significado del trabajo ni a movernos por una empresa. Es algo que se aprende, y se valora, sobre la marcha. Lo cierto es que un trabajador puede llegar a sentirse un paria si de pronto y por motivos indeseados cae en la desgracia del paro.

Está claro que todos necesitamos cubrir una serie de necesidades básicas con unos ingresos determinados, pero en ocasiones tengo la sensación de que trabajar es una especie de huida hacia delante irreflexiva.

Para entender esta idea, hagamos un poco de teatro a ver si nos ayuda. Imagine que es lunes por la mañana y suena el despertador. ¿Qué es lo primero que piensa? "Vaya día que tengo hoy"; "Llamo y digo que estoy enfermo"; "A trabajar" o "Ésta será una buena semana".

Imaginemos ahora que es domingo por la tarde. ¿Se deprime ante la idea de que llega el lunes y tiene que volver a trabajar o intenta aprovechar al máximo su tiempo de descanso con buen ánimo?

Mi intención con estos ejemplos es demostrar que la actitud ante el trabajo es básica, en primer lugar, para su felicidad como persona. En la mayoría de los casos se trata de la principal actividad de nuestra vida, por lo que merece la pena que se asuma de la forma más positiva posible. Cuanto mejor y más a gusto estemos en el trabajo, mejor y más a gusto nos sentiremos, sin duda alguna, como individuos.

Para lograr esta satisfacción no es imprescindible trabajar en aquel oficio o profesión que idealizábamos de niños o incluso en aquél para el que nos prepararon en la universidad. Lo cierto es que son pocas las personas que trabajan exactamente en lo que deseaban a priori. La mayoría, por las circunstancias de la vida, hemos acabado ocupando puestos que probablemente ni nos imaginábamos cuando estábamos en la escuela. Pero ahora estamos aquí y tenemos que sacarle el máximo jugo posible a nuestra situación profesional.

A pesar de que para muchas empresas las políticas de motivación o recursos humanos puedan sonar aún a ciencia ficción, lo cierto es que la motivación en el trabajo ha sido objeto de estudio y reflexión por parte de numerosos investigadores desde hace más de un siglo.

Desde estas mismas páginas, la próxima semana haremos un recorrido histórico por las principales teorías de la motivación para conocer su evolución en el tiempo y entender qué nos impulsa a trabajar. Asimismo, analizaremos la gran responsabilidad que tienen las empresas en la motivación de sus profesionales. Sin empresas conscientes del valor de sus personas y dispuestas a aplicar políticas de recursos humanos acordes con las necesidades de su personal, difícilmente se obtendrán los resultados deseados en el largo plazo. La motivación de los profesionales debe ser asumida por las empresas, no sólo como una obligación moral, sino también como una herramienta para garantizar la calidad y la rentabilidad.

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