AUNQUE la delegación municipal de Cultura se empeña en afirmar que el traslado de sus oficinas a la antigua Fábrica de Artillería se realizará prácticamente a coste cero, existen voces interiores que, por lo bajo, dicen que la mudanza supondrá un desembolso importante en estos tiempos de recortes en los que el Ayuntamiento está bajando drásticamente sus aportaciones a instituciones y eventos señeros de la cultura de Sevilla. En los ambientes culturales no se comprende que el ICAS se meta en gastos superfluos cuando los tijeretazos están ahogando la débil industria cultural hispalense. Defensa ya ha anunciado que abandonará este verano sus oficinas para que queden a plena disposición del Consistorio, quien insiste en que sólo habrá que dar una mano de pintura y que el traslado se hará de inmediato.

UN poco de consideración, por favor. Esto es lo que pidió, enérgica y rotunda, la presidenta del Pleno municipal, Rosamar Prieto-Castro, a los capitulares en la sesión del pasado lunes. El alcalde se ausentó durante unos minutos para acudir al aseo y, tras su incorporación, en medio del debate sobre los presupuestos, alguien en voz baja se refirió a "ése que ha llegado ahora..." La presidenta oyó el comentario, esperó a que Torrijos, que tenía el uso de la palabra en ese momento, terminara su alocución y dirigió una sonada riña al Pleno recordando que todos y todas tienen nombres y apellidos y exigiendo a los capitulares que se abstuvieran de referirse a nadie con un pronombre demostrativo. Así, ejerciendo toda la autoridad. La alusión la hizo un concejal del PP sentado en el banco preferente, el de los portavoces. Se dice el pecado, pero no el pecador.