La ventana

luis carlos peris

En la vuelta, el hijo salió al padre

CUANDO hace veinte años Espartaco lo investía como matador de toros en presencia de Jesulín, Sevilla se le entregó a la misma vez que se preguntaba si era más Rivera que Ordóñez o viceversa. Tenía entonces la raza del padre y la prestancia del abuelo, por lo que difícilmente se despejaba la incógnita de a quién de los dos había salido. Con el tiempo fue acomodándose y como el billete seguía siendo grande a ver para qué el toro de las plazas de primera. Y se encorsetó en el pueblerino cartel de los mediáticos porque a ver quién más mediático que él, nieto de Ordóñez, hijo de Paquirri y primogénito de Carmina. Veinte años después, Francisco ha vuelto en una plaza de pueblo aunque no lo parezca por sus carteles y por la expectación que provoca ser el pistoletazo de salida. Y allí, el hijo se pareció al padre mediante una lección de raza que a muchos les heló la sangre.

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