Desde que era más niño de lo que soy ahora mi sueño siempre ha sido ser periodista, o al menos intentarlo. Mentiría si dijera una edad con la que empecé con esta retahíla, pero lo que sí recuerdo es a maestros de mi colegio, el CEIP Josefa Navarro Zamora, convenciendo a mi madre de que yo contaba buenas historias y que valía como escritor, cuando yo simplemente reiteraba lo que me contaba mi abuelo todas las mañanas cuando me llevaba al colegio.

Crecí con esas ganas de contar cosas e investigar, y es que prefería hablar con maestros en los recreos cuando estaba en la ESO en el IES San José que con mis propios compañeros, porque el conocer cosas de mayores y saber contarlas con humildad, ética y coherencia les hacían creer que me estaba soltando mil faroles.

Ahora tengo 18 años, estoy a punto de hacer Selectividad y la cosa está difícil. Me encanta escribir y enseñárselo a la gente, y no sé si es por cumplir o no, pero todos dicen que valgo para esto. No tengo ningún plan B y cada vez que paso por el Puente de San Telmo pienso en trabajar en ese edificio. No sé cómo acabará esto, pero si mi nombre no está en próximas columnas seguirá apareciendo por aquí.