Amenaza yihadista

El caso de Montellano, como el de hace un año en Algeciras, demuestra que la amenaza del terrorismo yihadista es una realidad en Andalucía

Un año después de que un terrorista, presuntamente sin conexión con una estructura organizada, asesinara a una persona tras atacar una iglesia en Algeciras, la Policía detuvo el pasado lunes en la localidad sevillana de Montellano a un menor que, según todos los indicios, ultimaba un atentado en el instituto en el que asistía a clase. Ambos casos reflejan que el yihadismo sigue siendo una amenaza tan real como difícil de detectar y neutralizar. Tanto en Algeciras como en Montellano se trataba de jóvenes radicalizados a través de las redes sociales. No eran terroristas llegados de un país lejano y entrenados en técnicas de sabotaje, sino individuos que sólo pudieron ser localizados gracias al estrecho control que las Fuerzas de Seguridad del Estado ejercen sobre los contenidos que los islamistas radicalizados suben a internet. Andalucía, por su situación geográfica, e incluso por su devenir histórico, es un territorio en el que esta amenaza no puede tomarse a la ligera. En toda Europa, la alerta antiterrorista ha aumentado de intensidad como consecuencia del conflicto bélico iniciado en Gaza el pasado octubre, cuya evolución hace temer una propagación a toda la zona, lo que va a aumentar aún más la inestabilidad en Oriente Próximo. España ha estado siempre en el punto de mira del radicalismo islámico y esta amenaza se ve acentuada por el fenómeno de los lobos solitarios, personas que actúan sin formar parte de una banda criminal y con absoluto desprecio por su propia vida. La Policía no ha informado de las características del atentado que el joven de Montellano pensaba perpetrar, pero todo indica que se había instruido en la fabricación de explosivos y que planeaba un ataque inminente en el instituto. Este caso, como el de hace un año en Algeciras, recuerdan que el terrorismo es un fenómeno de comportamientos imprevisibles y que extremar las medidas de control y seguridad es una exigencia permanente. Gracias a ello no tenemos hoy que lamentar un atentado en un pequeño pueblo de Sevilla.

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