La movilización del taxi y el chantaje a la ciudad

El taxi no conseguirá nada con estas movilizaciones. El único camino es el de su modernización para ser más competitivo

En los últimos días, un sector minoritario del taxi, agrupado en la asociación patronal Élite, ha venido protagonizando una serie de movilizaciones que han entorpecido el tráfico gravemente en una franja horaria, la tarde-noche, en la que los ciudadanos suelen usar sus vehículos por diferentes motivos. Caravanas de cientos de taxis a una velocidad ínfima -algunos de ellos venidos de Córdoba, Málaga o Madrid- han colapsado la ronda histórica y la calle Torneo, vías que son fundamentales para que el tráfico rodado funcione con fluidez y eficacia en Sevilla. Pese a que las molestias causadas han sido múltiples y al clamor ciudadano contra este tipo de movilizaciones, Élite ha anunciado nuevas caravanas para las próximas jornadas, aunque no ha concretado las fechas. La excusa, la necesidad de una mayor regulación por parte de las administraciones de las empresas de vehículos de alquiler con conductor (VTC), como Uber o Cabify, que en los últimos tiempos han proliferado en todo el mundo y que prestan servicios muy similares a los del taxi con unos precios y prestaciones muchas veces más competitivos.

Lo primero que debe comprender el sector del taxi, especialmente el ala más radicalizada, es que los VTC son una realidad que ha llegado para quedarse, y todo intento de que estas empresas desaparezcan o sean sometidas a una regulación extrema sólo les llevará a la frustración. Tanto las legislaciones europea y española como el sentir de la gran mayoría de los ciudadanos ayudan a que los VTC proliferen en unas ciudades donde cada vez es más complicado y oneroso el uso del vehículo privado. La única manera que tiene el taxi de competir con los VTC es la modernización del sector, un camino que muchos de sus componentes ya han iniciado con el uso de nuevas aplicaciones informáticas y una mejor atención al cliente. Para esto también hará falta el concurso del Ayuntamiento, que debe de actualizar las ordenanzas sobre el taxi para, entre otras cuestiones, permitir un precio cerrado de la carrera y previamente notificado al usuario.

Desde luego, el sector no conseguirá nada oponiéndose a que los VTC entren en el centro (algo que tarde o temprano, como no puede ser de otra manera, harán), convocando caravanas para chantajear a la ciudad o reventando mítines electorales, como ocurrió ayer con el que daba la candidata socialista, Susana Díaz, en San Juan de Aznalfarache. La asociación Élite debe recapacitar. Lo contrario le lleva al más rotundo fracaso.

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