No volver a cometer los errores de Navidad

Como apuntan los expertos, quizás haya que sacrificar la Semana Santa para no perder el verano, lo cual sí sería un desastre para la economía andaluza

Los errores sólo tienen sentido para aprender de ellos y no repetirlos. A estas alturas, todos deberíamos saber a dónde nos llevó el excesivo optimismo y la relajación de medidas anti-Covid durante el pasado periodo navideño, cuyo resultado final fue un repunte muy considerable de la pandemia, la llamada tercera oleada, con los consiguientes costes en vidas y daños en una economía cada vez más precaria, como comprobamos ayer con los desalentadores datos del paro de febrero. Por eso hay que entender a la Junta de Andalucía en su determinación de iniciar una desescalada "muy paulatina", tal como anunció el consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre. Los expertos son conscientes de que vamos a entrar en una especie de "meseta" en incidencias similares a las que se registraron a mediados de diciembre, antes de la escalada provocada por la Navidad y la relajación de medidas que se puso en marcha entonces. A nadie le cabe ya la menor duda de que aquella decisión no fue una buena opción y no es el momento de volver a tropezar con la misma piedra. Conviene recordarlo ahora, cuando cada vez son más las voces que solicitan una generosa disminución de las medidas anti-Covid durante la Semana Santa con el objetivo de reactivar una economía que, como la andaluza, tiene en el turismo y la restauración dos pilares importantes. Los hosteleros ya han anunciado importantes movilizaciones y la Junta puede volver a sufrir la tentación iniciar una desescalada apresurada, con el consiguiente riesgo de repunte de la pandemia. Ya lo han dicho algunos expertos: quizás haya que sacrificar la Semana Santa para no perder el verano, lo cual sí que sería una auténtica catástrofe para Andalucía. Por muchas vueltas que le demos, la clave de la solución del problema es acelerar la campaña de vacunación, cuya lentitud está ya exasperando a la ciudadanía. Mientras tanto, apresurarse en la desescalada sería un nuevo suicido, con el agravante de que la experiencia ya nos ha enseñado a dónde nos lleva ese camino. Prudencia en las medidas y celeridad en la vacunación, no hay muchas más opciones para derrotar al coronavirus.

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