Tribuna

Antonio montero alcaide

Escritor

María de Padilla, ¿reina sevillana?

No con seguridad puede decirse que María de Padilla fue sevillana, mas sí parece que reina

Acaba de preguntarse, en el título, por dos condiciones, aunque una se dé supuesta y la otra resulte incierta. Sería sustantiva, por ello, la condición de reina, atribuida a María de Padilla, y adjetiva la cuestión de su nacencia sevillana; si bien por estos pagos nuestros la sevillanía importa, y no poco, aunque no se sepa del todo, y por todos, qué se quiere decir con ello. Vayamos, entonces, al nacimiento y dejemos para otro momento la realeza de María de Padilla, más conocida como amante o concubina del rey Pedro I. Ahora bien, no asimilable a cualquier otra de las muchas amigas y dueñas de un rey que pareció casarse con tres reinas y tuvo nueve vástagos, en lo que se sabe, con cinco mujeres. Cuatro de ellos con María de Padilla, en una relación que se mantuvo desde que rey y doncella se conocieron, hasta la muerte, esta sí en Sevilla, de María de Padilla, en 1361.

Los orígenes de la que era tenida, en el grandilocuente encomio de la realeza, como la más apuesta doncella que por entonces se hallaba en el mundo, son algo controvertidos, pero la procedencia y las numerosas propiedades de su familia en Palencia hacen más que probable su nacimiento en esas tierras, acaso en Astudillo, donde ella tuvo heredades de su padre y fundó un monasterio. Sin embargo, antiguos y reputados historiadores sevillanos sostienen que María de Padilla era paisana, aunque sus argumentos, más que a la evidencia, acudan a la imprecisa, y por eso incierta, tradición. Espinosa de los Monteros, presbítero e historiador local, cuya vida ocupa la primera mitad del siglo XVII, afirma, a partir de "una común tradición sevillana", que María vivió en Sevilla con un tío suyo -Juan Fernández de Hinestrosa, muy privado del rey Pedro I después-, en la collación de San Gil y en la calle Real, yendo de Santa Marina a la puerta de la Macarena. Rodrigo Caro (1573-1647), sacerdote, historiador y también anticuario sevillano, precisa, en este caso, que el colegio mayor de Santo Tomás, de la Orden de Predicadores se fundó en las casas que tuvo en Sevilla María de Padilla. Y José Ceballos, canónigo de la Catedral y rector de la Universidad de Sevilla, consideró, más de un siglo después, que tales casas estaban muy cerca del Alcázar de Sevilla, donde moraba el rey. El también historiador y cronista de Sevilla Diego Ortiz de Zúñiga (1633-1680) asocia la "común tradición" a unas "antiguas memorias" y mantiene que era muy heredada en Sevilla la sangre de los padres de María, a la que hacía natural de esta ciudad, según esas indocumentadas "memorias", y con casa propia en la parroquia de Santa Marina.

No con seguridad puede decirse, por tanto, que María de Padilla fuese sevillana, más bien palentina, y acaso certeza haya para afirmar que sí fue reina.

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