La tribuna

El infierno del alquiler

El infierno del alquiler

Escribía en uno de mis artículos agosteños de este pasado verano, sobre la inoperancia para solucionar el acuciante problema actual de la vivienda, tanto por la derecha como por la izquierda. Falta de propuestas operativas y eficaces de las que adolecen tanto el Gobierno central, a pesar de autoproclamarse “Gobierno de progreso”, como los diferentes entes autonómicos y municipales. Pero no son los únicos culpables de la situación.

Les voy a relatar, como diría el gran Paco Gandía, un caso verídico que he vivido muy de cerca recientemente. Escojo este ejemplo, podría traer a colación otros casos, porque este me parece significativo y encierra dentro de sí varias irregularidades, por no llamarlas algo peor, donde concurren las culpas y connivencia de propietarios, agencias inmobiliarias y la casi obligada adaptación a las circunstancias de los sufridos buscadores de pisos en alquiler, que no les queda otra que aceptar las, a veces, abusadoras condiciones o dejar que otro lo haga y perder el piso en cuestión.

Situémonos en un popular barrio de Sevilla, al otro lado del río. Bloque de viviendas de esos altos tipo colmena de los años setenta. Una puerta, aquí la primera sospecha de irregularidad, que oculta una doble puerta posterior, una a derecha y otra a izquierda, raro, dos puertas de entrada detrás de una puerta de entrada también. La señora de la agencia explica sin tapujos que “era un piso grande que han convertido en dos apartamentos”, sospecha de primera ilegalidad si no está declarada tal partición. El apartamento en cuestión, con un solo dormitorio, cocina minúscula y un mobiliario de los que suelen ser habituales en muchos pisos puestos en el mercado de alquiler, una recopilación de muebles viejos dignos de aquellas tiendas de Proyecto Hombre y fundaciones parecidas. 800 euros al mes por el antro. El que lo quiera, y les aseguro que se alquilan rápido (a la fuerza ahorcan) tiene que pagar el mes corriente y el de fianza, hasta ahí bien, pero además un mes más que es la comisión de la agencia, que por ley corresponde al propietario del inmueble, otra irregularidad que casi todos aceptan. “Si no tragas lo pierdes, esto se alquila hoy mismo”, respuesta de la señora de la agencia inmobiliaria al posible inquilino desolado que relata su calvario en busca de un lugar para vivir.

Hay quien echa la culpa a los pisos turísticos o a los pisos de estudiantes, también de la inseguridad que ha provocado la proliferación de ocupas y, lo que es casi peor, de inquiocupas, esos que se meten en un piso legalmente para dejar de pagar al poco tiempo, me aseguran incluso en partidos políticos que son bastante activos contra la okupación que hay inquiocupas entre sus filas, sorpresas da la vida. Entre unas cosas y otras buscar un piso para alquilar en Sevilla ha pasado de ser un calvario a ser un verdadero infierno. Y si lo encuentras, viene luego el rosario de peticiones de la propiedad, que se quiere proteger legítimamente de los abusos: copias de varias nóminas, declaración de la renta, cuando no incluso aval bancario u, otra vez subvirtiendo las normas legales, pidiendo dos o tres meses de fianza.

Las milongas de los políticos con los suelos para construir barato, la falta de un verdadero programa de construcción de viviendas sociales y de transparencia de los entes oficiales del ramo, hacen el resto.

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