los palacios y villafranca

Caballero Bonald le 'canta' a Doñana en una lección de vida

  • El poeta jerezano habló de flamenco y marisma con motivo del 180 aniversario de la feliz unión de Los Palacios y Villafranca.

Al final del verano, cuando empiezan a borrarse las fronteras de la infancia, como escribe en Tiempo de guerras perdidas, José Manuel Caballero Bonald (Jerez, 1926) prepara las maletas para volver a Madrid. Pero antes de ese regreso a la ciudad que descubrió en 1951, con 25 años, hizo una escala mágica en Los Palacios y Villafranca de la Marisma para hablar de los dos descubrimiento de su infancia que marcan su biografía: el flamenco y la marisma. Su particular media maratón Sanlúcar-Los Palacios.

Era el segundo premio Cervantes que visitaba Los Palacios. El primero fue Rafael Alberti en 1984, invitado por Juan Valle, entonces alcalde y padre de Juan Manuel Valle (IU), el hombre que rige los destinos de este municipio que ha empezado a celebrar los 180 años de la unión entre Los Palacios y Villafranca.

En el Ayuntamiento firmó en el libro de honor y fue obsequiado con las Crónicas del reinado de los Reyes Católicos de Andrés Bernáldez, el cura de Los Palacios que fue amigo de Colón. En la terraza del estanque de Casa Moral, autores locales leyeron versos de Caballero Bonald, que hizo hasta el estrado un paseíllo de torero mientras sonaba la voz de Juan Peña El Lebrijano cantando Dame la libertad, con letra del poeta y novelista jerezano que estudió Náutica en Cádiz y se doctoró en amaneceres en Sanlúcar.

El callejero de Los Palacios está lleno de escritores, incluidos los cinco españoles que lograron el Nobel de Literatura. Caballero Bonald no está en el callejero, pero ayer paseó por sus calles y será difícil que el nutrido auditorio que le escuchó olvide la lección magistral que dictó con el sabio timonel Jesús Vigorra como acompañante en la travesía.

El flamenco es para la juanrramoniana inmensa minoría. "No es para estadios o espacios libres, el flamenco es de cuarto, y de cuarto con mucho humo". Al flamenco se acercó muy pronto cuando en su familia se veía como algo "tabernario y prostibulario". Entre 1968 y 1971 se recorrió la Andalucía la Baja para encontrar voces ancestrales y grabarlas. Grabó a Fernanda y a Bernarda de Utrera, a Juan Talega en Dos Hermanas, a Manolito de María en la cueva de Alcalá de Guadaíra donde vivía. Fue Anita la Piriñaca, cantaora del barrio de Santiago, la que le dijo algo que el realismo mágico no ha conseguido mejorar: "Cuando canto me sabe la boca a sangre".

El resultado de ese trabajo fue el Archivo del Cante Flamenco que es una referencia discográfica y bibliográfica de obligada consulta. También produjo discos de Serrat, Rosa León, Vainica Doble "y el primero de Aute".

Del mismo modo que eligió a Anteo, un dios de la mitología griega, para un libro de versos sobre los palos del flamenco -"era un dios que perdía la fuerza al levantar los pies de la tierra"-, a Doñana la llama Argónida como topónimo literario. Un descubrimiento proverbial que es una lección de tiempos verbales. "De niño iba con mi familia a veranear a Sanlúcar y pasábamos a la otra banda, como llaman al Coto; en Sanlúcar está lo que somos y en la otra banda lo que hemos sido". Un pretérito asediado por diferentes amenazas: la carretera de la costa; "el vómito del infierno" como llama a la ruptura de la balsa de Aznalcóllar; y los peligros que se ciernen sobre el acuífero central, tanto de los pozos ilegales como de Matalascañas.

Igual que Caballero Bonald deja la marisma al final del verano, Doñana también se apaga. "El verano arrasa Doñana, no hay pájaros, se reseca la marisma; pero empieza a llover y el erial se convierte en un océano". Su amigo y discípulo José Ramón Ripoll descubrió que Caballero Bonald, hijo predilecto de Andalucía en 1996, no pronuncia esta palabra en su obra hasta que publicó el libo Entreguerras.

"Los andaluces profesionales es algo que me repele, que repudio. No voy a seguir por ese camino porque a lo mejor resulto inconveniente. Cuando Manuel Machado escribe "tengo el alma de nardo de árabe andaluz", es peligroso. Prefiero la Andalucía de Antonio Machado, la de Luis Cernuda. Frente a la Andalucía del gracejo y la pereza, la Andalucía melancólica, introvertida, ensimismada, ahí queda eso". Llegó a Los Palacios con Pepa Ramis, su esposa desde hace casi seis décadas. La Fundación José Manuel Lara estuvo con Ana Gavín. En el público, Jacobo Cortines, Luis Yáñez y Carmeli Hermosín. Lección de una vida llena de "cosas así de simples y soberbias".

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