Provincia

La quema de rastrojos en las marismas desata las protestas vecinales

  • El humo lleva días inundando los núcleos urbanos de municipios como La Puebla del Río, Isla Mayor y Los Palacios

  • Una plataforma ciudadana ha salido a la calle este lunes para exigir otras prácticas agrícolas que frenen el problema 

  • La actividad es legal y existe una normativa. ¿Qué pueden hacer los ayuntamientos?

Concentración en La Puebla del Río para protestar por la quema de pastos y rastrojos.

Concentración en La Puebla del Río para protestar por la quema de pastos y rastrojos. / Maricarmen Delgado / Unidos contra la quema de pastos (Facebook)

El problema no es nuevo. En las comarcas de las Marismas y el Bajo Guadalquivir hay días en los meses de septiembre y octubre que el paisaje se transforma en una estampa de Londres. Pero no es niebla, es humo. Huele y cuesta respirar, tanto que muchas personas con problemas respiratorios, también niños y mayores, tienen que quedarse en casa. La presión que estas semanas atrás se hacía palpable en las redes sociales ha acabado estallando en la creación de una plataforma que ha salido este lunes a la calle para alzar su voz y exigir soluciones. 

El origen de esta humareda está en una práctica agrícola tradicional que lleva haciéndose toda la vida: la quema de pastos y rastrojos en las tablas de arroz. También en los campos de algodón y de maíz, aunque los que están afectando estas semanas a los vecinos de municipios como La Puebla del Río, Isla Mayor y Los Palacios tienen que ver con el primer cultivo, de mucha importancia en la economía de estas comarcas.

Mantener el equilibrio no es fácil. Hay que velar por los intereses de la población, que asegura que vive un problema de salud pública, y también por los de los agricultores que desarrollan una actividad legal que, si no hay malas prácticas, nadie puede censurar. 

De hecho, las quejas vecinales se repiten desde hace tiempo. "Hace seis o siete años esto era el Vietnam", comenta Manuel Bejarano, alcalde de La Puebla del Río ante las cámaras, que hoy han recogido una primera concentración ciudadana en dicho municipio. Según sus datos, el 85% de los arroceros de la zona cumple con las normas, lo que revela que hay otro porcentaje cuyas prácticas son mejorables. 

Quema de rastrojos en una tabla de arroz. Quema de rastrojos en una tabla de arroz.

Quema de rastrojos en una tabla de arroz. / Rafael Ruiz

La quema es legal siempre que se atenga a la normativa vigente, el Decreto 247/2001 que recoge el Reglamento de Prevención y Lucha contra los Incendios Forestales. Los agricultores sólo tienen que pedir un permiso especial para quemar los restos de la cosecha cuando se trata de terrenos donde existe alguna protección ambiental (entorno de Doñana) o riesgo de incendio forestal, una razón por la que los fuegos pueden prohibirse. En suelos agrícolas, como es el caso de las comarcas antes mencionadas, ni siquiera es preciso solicitar autorización alguna, pero sí hay unas recomendaciones que los alcaldes se encargan de recordar cada año a través de bandos municipales.

El último publicado este año en Los Palacios, por ejemplo, se pide que sólo se queme en los días en los que el viento no supere el grado 3 en la escala Beaufort, cuyos efectos apreciables son hojas y ramas en continuo movimiento; que se haga siempre después de la salida del sol y que las labores terminen antes de las 14.00, estando continuamente vigiladas hasta dos horas después; y que, en caso de existir un cauce o masa forestal a una distancia inferior a 400 metros se establezca un cortafuego perimetral de 5 metros de anchura. 

Los vecinos afectados temen que el aire que respiran sea tóxico, pues apuntan que los restos de cosecha que se queman han sido antes tratados con productos químicos. "Estamos respirando veneno. mucho más que si nos fumásemos un cartón de tabaco al día", apunta Javier Guerrero, uno de los portavoces de la plataforma Unidos contra la quema de pastos que ha iniciado esta semana sus movilizaciones en La Puebla del Río. De hecho ha acudido varias veces estos días a urgencias con su hija menor, asmática. "Nos centramos en el problema de la salud, que es lo fundamental, pero yo me pregunto también por qué cada vez veo menos aves en las tablas de arroz más próximas a mi pueblo", comenta convencido de la necesidad de trasladar su inquietud a las autoridades del parque de Doñana. 

El alcalde palaciego, Juan Manuel Valle, lleva varios años reclamando la atención de la Junta de Andalucía, en concreto, enviando escritos tanto a la Consejería de Salud como la de Medio Ambiente. "Legalmente poco podemos hacer, hace años que publicamos bandos y cuando detectamos una quema que puede incumplir la normativa acudimos con la Policía Local para recordar las normas, el problema es que el 90% tiene lugar fuera de nuestro término municipal, habitualmente, en el de Utrera", comenta.

Quema de rastrojos en un campo de algodón. Quema de rastrojos en un campo de algodón.

Quema de rastrojos en un campo de algodón. / Rafael Ruiz

Este año en Los Palacios se ha intervenido en 15 ocasiones y en La Puebla del Río se han interpuesto cinco denuncias. 

"Hace unos días he vuelto a escribir a la Junta de Andalucía donde, en otras ocasiones, me han dicho que no hay motivos para establecer ninguna alerta. ¿Por qué? Me piden datos de atenciones sanitarias pero en los centros de salud son casos muy aislados los que acuden, tampoco esto nos sirve para hace fuerza", comenta Valle. 

Tras la concentración vecinal de este lunes en La Puebla, los alcaldes han acordado unirse y reclamar de nuevo alguna solución a la Junta de Andalucía, una acción en la que cuentan con el apoyo de una masa ciudadana importante. En pocos días, la plataforma suma ya más de 1.000 afectados y están recogiendo firmas. El próximo sábado, 19 de octubre, volverán a salir a la calle en La Puebla, apoyados por vecinos de otros pueblos vecinos.

"Sólo queda presionar para cambiar la ley y hacer un llamamiento a determinados agricultores para que, dentro del ejercicio de una actividad tradicional y muy importante, adopten otras prácticas más respetuosas con todos", explica el alcalde palaciego.

La idea es encontrar un consenso con los agricultores, incluso con los que respetan las normas. "Hay otros métodos para eliminar los rastrojos, no siempre hay que quemar, se pueden convertir en biomasa, se hace con el algodón y se podría hacer con el arroz, aunque probablemente es una técnica más costosa para el arrocero. O quitarlos los pastos con alpaca, como se hacía antes", añade Guerrero. 

Los vecinos están dispuestos a seguir batallando, aunque el humo vaya desapareciendo en los próximos días.  La lluvia que ya este lunes hizo su aparición hará disminuir este problema, pues la quema se realiza cuando los rastrojos están secos. Al menos es la práctica responsable. 

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