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Bicentenario de Bailén

Héroes de la independencia

  • Teodoro Reding fue el héroe de la batalla, el general Castaños el cerebro militar y Francisco Saavedra la cabeza política. Junto a ellos aparecen protagonistas secundarios, cada uno con un papel en el suceso

El verdadero héroe de Bailén fue un suizo que era entonces gobernador de Málaga. ¿Qué hacía un señor de Suiza como máxima autoridad de la ciudad? Sencillo. En el país helvético hay una larguísima tradición militar y sus cuerpos suelen ofrecer hombres a ejércitos de otros países. Y Reding se fue para España. Comandó, en julio de 1808, las tropas del Reino de Granada pertenecientes a su vez al Ejército de Andalucía. A su regreso a su ciudad adoptiva tras el duro enfrentamiento en Bailén, fue aclamado como caudillo y libertador.

Si Reding fue el actor principal de la batalla, el general Castaños (Madrid, 1757) fue el cerebro militar, aunque no llegara a estar en la Bailén. Era, en palabras de Manuel Moreno Alonso, “un hombre de trato exquisito, afable y campechano”, cualidades ideales “para tratar lo mismo con los políticos que con sus compañeros de armas”. Durante los sucesos de julio de 1808, mantuvo una actitud comedida frente al apremio de la junta de Sevilla para actuar con rapidez.

La tercera pata es la del cerebro político. Según Moreno Alonso, fue Franciso Saavedra (Sevilla, 1746), que fue secretario de Estado de Carlos IV, equivalente a primer ministro, en 1798. Inmortalizado en un cuadro de Goya y amigo íntimo de Jovellanos, era el hombre con más peso político en Andalucía. El historiador sevillano es tajante. “El éxito de Bailén fue obra del presidente de la junta suprema de Sevilla, Francisco Saavedra. Sin su saber hacer y tenacidad no hubiera sido posible ni la formación del Ejército de Andalucía ni el resultado de la batalla”. Moreno Alonso atribuye el desconocimiento de esta parte de su biografía  a su escaso afán de notoriedad, “mucho más conveniente en aquellas circunstancias”. Después de Bailén, fue nombrado secretario de Estado por Fernando VII en 1809 y formó parte del Consejo de Regencia en 1810.

Junto a estos actores principales, el suceso de Bailén y sus antecedentes contaron con secundarios: Tomás de Morla, el sucesor de Solano, fue el responsable oficial del apresamiento de la escuadra francesa en Cádiz, aunque el verdadero ejecutor fue el almirante Ruiz de Apodaca. En Granada, Ventura Escalante era el capitán general y a él le correspondía, por encima de Castaños, el mando del Ejército. Rechazó tal distinción, aunque estuvo presente en la reunión de Porcuna para unificar el ejército. En ella participaron, además de Castaños, militares como Reding, Coupigny, quien participó directamente en Bailén, y Félix Jones, curiosamente apellidos todos muy poco españoles. Moreno Alonso destaca, en este caso como observador: Blanco White. Supo ver, a su juicio, “los nuevos pilares sobre los que se asentaría la nación”, entre ellos “el alcance del patriotismo como una fuerza ciega desconocida hasta entonces o la importancia Otro actor destacado fue el conde de Tilly, emisario de la junta de Sevilla en el ejército de Castaños. Fue él quien dio noticia de la victoria a Saavedra: “En el día de ayer, España, o por mejor decir el ejército de V.A., logró la victoria más completa que de muchos siglos a esta parte ha visto la nación. El resultado es una imitación de la acción de Pavía. En un momento han quedado las Andalucías libres de las armas francesas”.

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